Miguel Ángel Buonarroti, mejor conocido como Michelangelo, nació en Caprese, Roma, el  6 de marzo de 1475 y fue reconocido por ser arquitecto, escultor y pintor italiano del Renacimiento, convirtiéndose en uno de los artistas más grandes de la historia.

Su trayectoria se fungió por más de 60 años y durante ese tiempo su excepcional personalidad artística dominó el panorama creativo del siglo XVI rebasando ampliamente las convenciones ordinarias.

En cada una de sus facetas artísticas fue admirado por sus contemporáneos quienes le llamaban “El divino” logrando superar a los otros dos más grandes maestros del Cinquecento (período dentro del arte europeo): Rafael Sanzio, centrado casi exclusivamente en la pintura y Leonardo Da Vinci, tan polifacético y excelso como él pero moderado en realizaciones efectivas. 

Sus primeros pasos los dio haciendo copias de pinturas de Giotto que le sirvieron para definir su estilo. Y no fue sino en Roma cuando realizó dos esculturas que lo proyectaron a la fama: el Baco y la Piedad de San Pedro. Además de estas obras, el artista también realizó otras muy reconocidas como lo fue el techo de la Capilla Sixtina del Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano y actualmente es considerada como una de las pinturas más sublimes.

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