Una de las atracciones principales y más populares de Disneyland Anaheim cada vez está más cerca de poder declararse paraje natural. Lo que inicialmente pretendía solo ser mero atrezado para acompañar a sus animales animatrónicos y simular una jungla real es a día de hoy parte de un ecosistema autosostenible.

Desde su apertura en 1955, Disneyland ha tenido muchos cambios con el tiempo, atracciones que han llegado y se han ido. Jungle Cruise, sin embargo, se ha mantenido prácticamente intacta todo este tiempo. Con la intención de ser una distracción familiar y tranquila frente al resto de experiencias más emocionantes del parque, la atracción es un paseo en un crucero fluvial lleno de animales y vegetación salvaje.

Acompañado de las bromas de un dicharachero patrón, la promesa es la de navegar «los ríos más intrépidos del mundo». Para ello Walt Disney buscó en su momento a un horticultor igual de intrépido para dar vida a lo que él llamaba «selva de Hollywood» que diera la sensación de estar viajando por lugares inexplorados.

Selva muy real

La inspiración estaba en parajes como El Nilo o el Congo Africano. Lugares cuya flora exótica no tenía nada que ver con la que se encuentra en la zona. Bill Evans resultó ser el horticultor adecuado para el trabajo.

Tomando la visión de Disney y elevándola, se atrevió a llamarla «la mejor jungla a este lado de Costa Rica». Evans desarrolló técnicas de guerrilla como usar semillas de contrabando o plantar naranjos al revés para que parecieran manglares.

Jungle CruiseJungle Cruise

La otra decisión clave en su día fue incorporar los grandes eucaliptos al oeste de Main Street que ya habían plantado hace años los propietarios del terreno, y que además servían de barrera visual para aislar la atracción del resto del parque. A finales de los ochenta, pudieron quitar las últimas plantas de plástico.

Con el paso del tiempo, la llegada de nuevos trabajadores, nuevas especies, y cambios en la composición de las plantas para asemejarlos más a una jungla real, esta atracción se ha convertido en un ecosistema interactivo propiamente dicho.

«Ahora tiene una gran cubierta arbórea formada por corales, ficus, algunas de las grandes palmeras y bambúes.» contaba Karen Hedges, actual horticultora del parque, en unas declaraciones.

En Anaheim las temperaturas por la noche alcanza el punto de congelación, pero tampoco supone un problema.

“Las plantas mantienen el calor durante el día y lo transmiten por la noche. Aquí hace un par de grados más de calor «, explica Hedges.

Los jardineros trabajan a diario tratando podando el lugar. El objetivo es que parezca salvaje, pero no se vea descuidado. La naturaleza ha llegado hasta el punto de eclipsar algunos animales animatrónicos. Quizás toca ahora toca cambiarlos a ellos también.

Imágenes: Benoît Prieur, Ken Lund

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