El viernes 22 de marzo llegó a los cines Club Zero una tragicomedia dirigida por Jessica Hausner y protagonizada por Mia Wasikowska, Sidse Babett Knudsen, Elsa Zylberstein, Mathieu Demy y Amir El-Masry.

Club Zero tuvo su premiere mundial en el Festival de Cannes y su presentación nacional en Sitges, donde ganó el premio a la Mejor Banda Sonora. Con una cuidada estética, muy colorida, atrevida y minimalista, la película propone una reflexión sobre determinados hábitos alimenticios o sobre la educación de los jóvenes delegada en quienes pueden distorsionar su percepción de la realidad. Después de haber podido verla, en SOYDECINE queremos hablarte de ella.

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Sinopsis

La profesora Novak se une al equipo de docentes de un internado internacional para impartir clases sobre “Alimentación Consciente”. Uno de sus objetivos principales es enseñar que “comer menos, es más saludable”, una práctica con la que se va ganando la confianza de sus alumnos hasta que saltan las alarmas entre el profesorado y los padres. Demasiado tarde: el Club Zero se ha hecho realidad y no será sencillo romperlo.

Club Zero está dirigida por la cineasta austríaca Jessica Hausner, cinco veces seleccionada en el Festival de Cannes con Club Zero (2023), Little Joe (2019), Amour Fou (2014), Hotel (2004) y Lovely Rita (2001) y ganadora del FIPRESCI en el Festival de Venecia con su tercer largometraje Lourdes (2009). En el papel de Miss Novak descubrimos a la actriz Mia Wasikowska, que saltó a la popularidad por su papel protagonista en la película de Tim Burton Alicia en el país de las maravillas (2010). A este siguieron otros grandes éxitos como Stoker (2013) de Park Chan-Wook, Sólo los amantes sobreviven (2013) de Jim Jarmusch, La cumbre escarlata (2015) de Guillermo del Toro, Alicia a través del espejo (2016) de James Bobin o La isla de Bergman (2021) de Mia Hansen-Love.

Crítica de Club Zero

Club Zero se desarrolla en un internado privado, donde siete estudiantes comienzan a asistir a las nuevas clases de Nutrición Consciente de la señorita Novak (Mia Wasikowska). A diferencia de otro tipo de dietas, la Nutrición Consciente consiste en comer lo justo y necesario, llevando a cabo un riguroso sistema de ingesta y digestión de los alimentos para que nuestros cuerpos obtengan los nutrientes justos. Este método consiste en ingerir la comida con un ritmo muy pausado, y como bien indica su nombre, de una forma consciente. De este modo también ayudaríamos a crear un sistema sostenible, ayudando a combatir la escasez de alimentos y fomentando un consumo sano para reducir los costes y el impacto negativo que generan las industrias alimentarias.

La señorita Novak acaba por encandilar a todos nada más llegar. Desde la junta de profesores hasta el propio alumnado, pasando incluso por la propia directora del centro. Llega a conseguirlo gracias su propia marca de té y su firme compromiso con las creencias alimenticias que defiende. Nosotros, como espectadores, también llegaremos a dudar en muchas ocasiones sobre lo positivo que puede traer esta Alimentación Consciente.

Club Zero, trastornos y sectas

La cinta trata de encontrar algún tipo de explicación a las diversas formas en las que los jóvenes pueden ser susceptibles a cualquier dogma. Los alumnos tienen razones de peso por las que quieren participar en esta formación. Tenemos a una atleta que trata de ocultar su bulimia, un bailarín de ballet que se siente solo, o un joven que viene de una familia humilde y que necesita aprobar para conseguir la beca para el próximo año.

Hausner explora el fanatismo y el adoctrinamiento y como estos pueden devorar la libertad de las personas en nombre de una creencia inquebrantable. Y esto lo consigue respaldándose en la sátira e ironía, siendo capaz de provocar risas durante escenas que deberían ser incómodas de ver.

El trabajo de fotografía, a cargo de Martin Gschlacht, es sencillamente impecable. Las imágenes resaltan por el uso de planos fijos abiertos, que se acercan y alejan de manera intermitente y constante, y que tratan de encontrar siempre ciertas simetrías. A esto le acompañan las magníficas composiciones musicales de Markus Binder, que destacan por el uso continuado de tambores y otros instrumentos de percusión que también se intercalan con cánticos corales infantiles.

En definitiva…

Club Zero es una apuesta dramática muy interesante, que se regodea con el humor negro y que hace una crítica durísima al adoctrinamiento y a las nuevas modas alimenticias. Soberbia en lo técnico, Jessica Hausner ofrece un ejercicio sensacional con ese juego de planos y su composición musical. Una cinta que inevitablemente nos ha llevado a Midsommar en muchos aspectos, al cine de Wes Anderson y al de Yorgos Lanthimos, y que impresionará a muchos por probablemente una de las escenas más provocativas de la temporada.

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