Es bastante decir que un artista es el mejor de su campo en todo un país, ya que entre una gran cantidad de creativos escoger sólo uno es una tarea complicada. Sin embargo, no hay discusión que Mario Zamora Alcántara es el mejor escultor de toda Honduras, y tras su reciente muerte en México con 97 años, ha dejado un legado bastante cargado de arte y tradición hondureña.

Mario Zamora Alcántara nace en Danlí, Honduras, en 1920. Y desde muy temprana edad se interesó por el arte, ya que realizó sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes donde, entre otros grandes profesores, uno de ellos fue Alfredo Ruíz Barrera, el cual ayudó a realizar la famosa escultura de los dos leones que se encuentra en la Avenida Lempira (o Avenida de Los Leones) en la ciudad de San Pedro Sula en su país natal.

El Cristo de «El Picacho» es un monumento que se impone en el cerro El Picacho, Tegucigalpa, Honduras.

También estudió en Nicaragua y en la Academia San Carlos en México, finalmente se graduó de profesor de Artes Plásticas en la Real Academia de Roma, donde adquirió y desarrolló conocimientos en la técnica de la escultura en mármol.

Sin embargo, en su desarrollo como artista no sólo aprendió a trabajar con el mármol, ya que también se destacó en piedra y madera, fue cuando empezó a forjar su legado como el mejor escultor de Honduras, donde se pueden encontrar grandes piezas de su obra tales como: la escultura de Francisco Morazán en el Banco Centroamericano de Integración Económica; las esculturas ubicadas en el Congreso Nacional de Honduras con representación al trabajo, la agricultura y el comercio; diferentes estatuas ubicadas en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras; la diosa Temis en la Corte Suprema de Justicia; y la mayor escultura que realizó en su país: El Cristo de El Picacho.

Monumento al General Francisco Morazán/ Jardín de las Américas, Nueva Orleans

También dejó parte de su obra en México donde vivió una gran parte de su vida y donde murió. De sus obras en este país destacan: el Monumento a los Héroes Niños en San Miguel de Allende; así como otras obras dedicadas a grandes figuras como: Benito Juárez, Amado Nervo, Netzahualcoyolt y más. Una gran figura del arte hondureña y que siempre será reconocido por el trabajo en grandes esculturas

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