La bailarina norteamericana, Isadora Duncan, era conocida por su particular visión de la danza, distanciada del ballet clásico, en la que bailaba con el cuerpo encorvado, sin las tradicionales puntas en los pies y vistiendo túnicas y velos vaporosos que hacían más libres sus movimientos.
“Nací a la orilla del mar. Mi primera idea del movimiento y de la danza me ha venido seguramente del ritmo de las olas”, escribía sobre sus orígenes en la autobiografía Mi Vida. Los temas que interpretaba en la danza eran clásicos relacionados con la muerte y el dolor.
Un 14 de septiembre de 1927, hace 90 años, Duncan se encontraba pasando unos días del final de verano en Niza cuando decidió salir a dar un paseo en coche acompañada de un joven mecánico italiano. Fue entonces cuando su largo pañuelo quedó enganchado en una de las ruedas del vehículo que circulaba a gran velocidad por el Paseo de los Ingleses, provocando el estrangulamiento instantáneo de la mujer.
Isadora Duncan nació en San Francisco (EEUU) el 27 de mayo de 1877. Fue una bailarina y coreógrafa estadounidense, considerada por muchos como la creadora de la danza moderna y la musa del siglo XX.