Todo lo relacionado con Disney dentro del mundo del arte tiene un interés añadido asociado. El proteccionismo de la compañía es fruto de deseo para los cineastas más gamberros que quieren sentir que están rompiendo las normas. Es el caso de ‘Escape from Tomorrow’, una cinta estrenada en el 2013 de forma limitada y que a día de hoy supone uno de los ejemplos más audaces de cine guerrilla.

Su director, Randy Moore, estuvo obsesionado con el parque desde pequeño, ya que era un lugar que frecuentaba con su padre tras el divorcio de sus padres. Para él era un lugar muy nostálgico y con un significado un poco triste, e imprimió parte de todos estos sentimientos en la película. Para él, no tenía sentido hacer esta película en otro sitio que no fuera el parque, y sabiendo lo extremadamente celosa que es la compañía con el uso de cámaras profesionales, decidió buscar una solución a eso con sus propios medios.

‘Escape from Tomorrow’ cuenta la historia de Jim White, un padre de familia que es despedido por teléfono justo cuando su familia va a empezar a disfrutar de su viaje a Disney World. Allí, lo que se supone que iban a ser unas merecidas vacaciones se convierte en una pesadillesca psico-sexual crisis de mediana edad, llena de imágenes terroríficas y situaciones surrealistas.

Rodada en blanco y negro, la película se asemeja mucho a lo que podríamos esperar de una cinta de David Lynch. Su estilo guerrilla nos da una imagen muy casera e íntima, con toda la película casi exclusivamente rodada a cámara en mano en planos cercanos a los personajes.

Salvo algunos momentos concretos donde se usa pantalla verde y efectos especiales, sorprende el nivel de picardía en una producción donde constantemente estás viendo lugares específicos del parque. No había lugar que estuviera fuera de los límites para este equipo, que rodó tanto dentro como fuera de las atracciones.

Plantando el cebo

Toda la producción de la película se llevó con un cuidado y una planificación extrema. Se rodó con cámaras de video de uso personal para no desentonar demasiado con el tipo de cámaras que usan los visitantes del parque, el los actores tenían el guion en sus teléfonos, y se rodó con iluminación natural para evitar cargar equipo por el parque. En un extraordinario ejercicio de paranoia, la película incluso se editó en Corea del Sur para evitar problemas en Norteamérica.

La cautela siguió una vez la película estuvo terminada. Para su paso por festivales Moore decidió mandarla a Sundance, seguro de que no la aceptaría. Pero allí Trevor Groth, el nuevo director de programación del festival en aquel momento, quedó impresionado y decidió admitirla dentro del cartel. Haciéndolo, eso sí, fuera de la selección oficial en un intento de no llamar excesivamente la atención. La propia sinopsis del festival no desvelaba la localización real de la película.

Escape From Tomorrow 2Escape From Tomorrow 2

La crítica, sin embargo, no fue muy allá, con algunos críticos admirando su valentía y muchos otros diciendo que, aunque las ideas eran buenas, la película no hacía nada demasiado interesante con ellas. Lo más debatido era sin duda las condiciones legales en las que la película podría estrenarse en salas o prohibirse por parte de Disney. El cuidado durante la edición había sido extremo para evitar marcas concretas que pudieran infringir el copyright, pero el cebo a la compañía era evidente.

En un movimiento bastante sorprendente para muchos, en última instancia Disney no se pronunció sobre la película, ni tampoco tomó represalias legales de ningún tipo en un intento de no darle publicidad extra. La estrategia resultó funcionar, porque tras su presencia en Sundance ‘Escape from Tomorrow’ pasó sin pena ni gloria por salas y por su formato doméstico. Más allá de la curiosidad, no había excesivo interés en una película que había obtenido críticas mediocres.

A día de hoy, Randy Moore solo ha dirigido desde entonces un piloto de una serie. En cuanto a Disney, de forma discreta, decidieron incluir una mención a la película en su atlas online. Probablemente lo más parecido que puede conseguir uno de Disney a un apretón de manos y que te diga: «bien jugado».

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