La recién estrenada ‘El simpatizante’ (The Sympathizer) es el típico proyecto que se vende solo: serie de tintes históricos, con un Robert Downey Jr. en pleno apogeo de su carrera post Marvel, creada para HBO por Park Chan-wook en su siguiente trabajo tras ‘Decision to Leave‘ y basada en la novela homónima ganadora de un premio Pulitzer de Viet Than Nguyen.

Una fórmula prometedora y que, gracias a Dios, da (más de) lo que promete. Y eso que tras la profundamente decepcionante ‘The Regime‘, me puse a ver la serie con cierto temor de que tuviésemos entre manos un nuevo fiasco. Afortunadamente no es así y tenemos una serie poco menos que excelente que exprime todo lo que puede su mezcla de géneros: de lo bélico a la acción y el thriller de espionaje.

Con el sonido de un proyector, la serie nos mete de lleno en la confesión de nuestro protagonista, el Capitán (Hoa Xuande) que, disculpándose por los errores fácticos en confesiones anteriores, procede a elaborar su relato definitivo como espía del vietcong. Un relato en el que veremos al mestizo intentar no solo definir su identidad, sino también encontrar su propósito en el panorama de después de la guerra de Vietnam.

El espía incomprendido

Un propósito que se ve truncado cuando comprueba que a su llegada a Estados Unidos como mano derecha de General (Toan Lee) tras coordinar el la salida de refugiados durante la caída de Saigón, su historia y su vida cambia radicalmente y pasa a ser algo por lo que «no ha firmado». Ese «ahora qué» y hasta qué punto es bueno abrazar lo americano y lo que significa adaptarse al país. Algo que se va explorando a través de los distintos personajes.

No solo eso, sino que en el centro está en todo momento, el impacto de la guerra de Vietnam. Pero, a diferencia de decenas de películas y series estadounidenses —en el cuarto episodio nos adentramos, de hecho, en el rodaje de una suerte de ‘Apocalypse Now‘— ‘El simpatizante’ se interesa y se implica en ofrecer el punto de vista de los vietnamitas.

Si bien puede parecer anecdótico el hecho de que Robert Downey Jr. tenga varios papeles —algunos los veremos más «de seguido» y otros están menos presentes— esto sirve para reforzar la tesis que desarrolla Chan-Wok (junto a Don McKellar) en torno al poscolonialismo. Son los mismos perros con distinto collar, gente cuya misión en la vida es sacar rédito de un modo u otro.

Aquí es verdad que tengo la sensación de que quizás Downey Jr. no era el más adecuado para esta múltiple labor. No es que lo haga mal, es más bien cuestión de que al compartir perfiles similares de personalidad, los personajes no se distinguen lo suficiente unos de otros y no haces sino ver al actor. Tanto es así porque, de no ser porque al final del tercer episodio aparecen cuatro juntos, uno podría tener la sensación de que es el mismo agente de la CIA que vemos desde el episodio 1.

Simpatizante DowneySimpatizante Downey

Más allá de lo esperpéntica (sospecho que buscada) de esta multiplicidad, Downey Jr. está estupendo. Pero el resto del reparto no se queda atrás como es le caso de Sandra Oh como Mori y, sobre todo, Hoa Xuande, que lleva sobre él todo el peso de la serie de una manera absolutamente brillante.

Si bien se nota algo de bajón en cuanto Park Chan-Wok relega el papel de director, los tres primeros episodios de ‘El simpatizante’ llevan sus inequívocas firma y sello. La dirección es suprema tanto en los tramos más pausados y en los que quizás la historia vaya por derroteros íntimos como cuando tiene que poner toda la carne en el asador y ofrecer tensión punzante o una trepidante escena de acción bélica.

Entiendo que la también buscada desigualdad tonal pueda echar a gente para atrás pero no es nada difícil entrar en esta propuesta mixta que propone ‘El simpatizante’. Es más, antes de que te descuides ya estás completamente a bordo de una serie tremendamente entretenida, con un toque refinado de humor negro y con un guion y una dirección tremendamente inspiradas. Una gran joya.

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