Rise of the Ronin, el nuevo juego de Team Ninja y Playstation Studios, ya está en el mercado. Gracias a la copia que se nos cedió desde Sony, en Soy de Cine hemos podido jugarlo en profundidad y os traemos un exhaustivo análisis para que valoréis si merece la pena hacerse con él.

Embarquémonos en un viaje épico por el Japón del siglo XIX, devastado por la guerra, en este RPG de acción y mundo abierto centrado en el combate del veterano estudio responsable de Nioh y NINJA GAIDEN.

Contenido

Sinopsis de Rise of the Ronin

Japón. 1863. Después de tres siglos de opresión por parte del shogunato Tokugawa, las Naves Negras de Occidente invaden las fronteras de la nación y el país se sume en la confusión. En medio del caos de la guerra, las enfermedades y la agitación política, un guerrero sin nombre forja su propio camino. Este Ronin tiene en sus manos el destino mismo de Japón.

Análisis de Rise of the Ronin

Rise of the Ronin, el último lanzamiento de la compañía Team Ninja, es un RPG de acción ambientado en el Japón del Bakumatsu. Sirviendo esta época como escenario de los acontecimientos, clave a nivel político, en la que el país se abrió a la cultura y el mercado occidental tras la llegada de barcos estadounidenses a las costas de Edo. En términos generales, podríamos describir la propuesta cómo una suerte de Soulslike (semejante en muchos sentidos a Nioh, obra previa de Team Ninja) que combina exigentes dinámicas de combate con la exploración habitual de los juegos de mundo abierto.

Después de una breve introducción que sirve a modo de tutorial, se nos da la opción de elegir a nuestro personaje protagonista. Contando con la opción de personalizarlo, pudiendo modificar a fondo su apariencia física, armas, habilidades y estilo de combate. Tras ello, emprenderemos una peligrosa aventura en la que exploraremos los tan bellos como peligrosos parajes asiáticos mientras que asistimos al inminente fin del Shogunato.

Jugabilidad

Todo en Rise of the Ronin gira alrededor de su sistema de combate. Un sistema exigente y adictivo basado en la habilidad del jugador y su capacidad de gestionar los timings mediante sus reflejos. Los elementos básicos que lo conforman son el ataque, las esquivas, el contraataque (sistema de parries), el desgaste del enemigo y el manejo de la estamina. Los enemigos no son especialmente variados, dividiéndose en diversas categorías: enemigos inferiores, superiores y bosses (jefes finales). Cada una de ellas con sus características, puntos fuertes y débiles y nivel de dificultad correspondiente.

Ya que hemos mencionado la dificultad, veo necesario clarificar que el juego supondrá un desafío para todos aquellos jugadores casuales o inexpertos debido a la exigencia de los combates. Se pondrán a prueba la paciencia y las habilidades del jugador, obligándole a ser constante y persistente. Llegando a forzar la repetición de determinados encuentros y asedios para lograr completarlos.

Tranquilos, que no salten las alarmas. A pesar de que la dificultad es ciertamente elevada, también es regulable. Cuenta con tres modos, fácil, normal y difícil, siendo este análisis realizado jugando a la versión intermedia o normal. Las misiones – tanto principales como secundarias – tienen distintos niveles asignados que en el momento de ser jugadas deben corresponder al nivel del personaje para no desbalancear la experiencia.

El universo de Rise of the Ronin

A pesar de no tener una férrea y elaborada narrativa (la cuál interesará principalmente a los conocedores del momento histórico en el que transcurre y a los amantes de los samuráis), si que hace gala de un universo vasto, rico y listo para ser explorado. Este universo se desarrolla a lo largo y ancho de un mundo abierto que está construido a base de los rasgos generales y los clichés básicos del formato. El mapa está cargado de todo tipo de encargos, misiones, dojos, bases, secretos, coleccionables y campamentos.

El jugador puede explorar el entorno mientras deja en barbecho la historia principal para completar a su ritmo todo el contenido secundario y adicional. Todo ello hace que cada euro invertido se pueda exprimir y traducir en tiempo de juego. Eso si, recordad que cantidad no siempre significa calidad (muchas de las misiones y encargos opcionales son anecdóticos).

Si hablamos de su diseño de niveles, es importante destacar que se mueve entre varias alturas. A ras de suelo, dónde transcurre la acción, a nivel medio (tejados y pisos superiores) y a nivel del cielo. Estas alturas están justificadas a través del uso del caballo, del gancho y del planeo, facilitando y agilizando el desplazamiento en los tres niveles mencionados. Lo cuál lo podemos contar como un punto positivo, ya que rebaja la aburrida sensación de ser un recadero que provoca el hecho de ir de un punto A a un punto B en este tipo de mundos abiertos.

Apartado Técnico

No os vamos a engañar. El apartado gráfico y visual es, sin lugar a dudas, el mayor lastre de Rise of the Ronin, su talón de Aquiles. El videojuego cuenta con un diseño y desempeño técnico absolutamente paupérrimos. Es inaceptable que una obra desarrollada por equipos de renombre y con unos altos valores de producción, no esté siquiera a la altura de los estándares mínimos nivel de la generación a la que pertenece.

Más allá de unos deficientes modelados 3D, desfasados y de bajo realismo, el mayor problema lo encontramos en la iluminación de los personajes y escenarios. La mayoría de imágenes lucen especialmente oscuras, planas y uniformes. Esto hace que sea compleja la observación y diferenciación de los numerosos objetos y enemigos dispuestos en pantalla. Los tramos nocturnos (con gran presencia a lo largo del juego) son un auténtico dolor de muelas. Esta oscuridad está ahí para enmascarar el pobre músculo visual que se esconde entre las sombras, sacrificando así gran parte de la visibilidad y la jugabilidad.

Conclusión

Rise of the Ronin es un juego tan disfrutable como imperfecto. A pesar de contar con un apartado técnico mediocre, su adictivo gameplay, la gran variedad de opciones de su amplio mundo, el estimulante desafío que supone su curva de dificultad y su estimulante ambientación asiática dignifican la experiencia. Es una pena que lo visual empañe lo jugable y no podamos disfrutar de la ambientación japonesa en todo su esplendor. Nos tendremos que conformar con el constante y salvaje choque de las espadas.

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