Cada vez que almacenamos información en la nube o accedemos a contenidos en la red, en alguna parte del mundo esos datos están siendo procesados en ordenadores de alta potencia. Estos se encuentran en los llamados data centers o servidores, edificios de gran tamaño que albergan una gran cantidad de equipos informáticos. Estas instalaciones son indispensables para acceder a información en internet, pero su demanda de energía es considerable. A nivel mundial, se estima que los centros de datos consumen alrededor de 190,8 teravatios/hora, un consumo que representa aproximadamente el 1% de la demanda mundial de electricidad.

En un mundo cada vez más conectado y dependiente de la tecnología, el consumo de energía de los centros de datos se ha convertido en una preocupación ambiental importante. En este post, exploraremos los desafíos energéticos y ambientales que enfrentan estas instalaciones, así como las soluciones emergentes que buscan convertirlos en infraestructuras sostenibles, los llamados Green Data Centers.

En busca de los Green Data Centers

Las necesidades de electricidad de los data centers son altísimas, ya que son miles los equipos funcionando en su interior las 24 horas. A eso hay que sumarle los gastos propios de una nave industrial corriente, como por ejemplo los costes de iluminación, y las necesidades específicas de refrigeración.

Gráfica de granulate.io

El tema de la refrigeración es uno de los más críticos, ya que supone el mayor porcentaje de consumo energético de los centros de datos. Todos estos dispositivos funcionando el día entero a pleno rendimiento desprenden una gran cantidad de calor que debe ser compensada con potentes sistemas de climatización.

En este contexto en el que reducir la huella de carbono es una cuestión prioritaria para enfrentar el cambio climático, los servidores han comenzado a implementar medidas para reducir su consumo. Por ejemplo, para intentar reducir el gasto energético del proceso de enfriamiento, empresas como Google o Microsoft llegaron a poner en marcha peculiares centros de procesamientos de datos sumergidos en el mar para poder refrigerarse con agua sin coste energético alguno.

Otra de las prácticas que ha ganado fuerza consiste en ubicar los centros de datos en las regiones del mundo más frías. Es el caso de Facebook, que en 2013 inauguró a poco más de 100 kilómetros del Círculo Polar Ártico un gran centro de 27.000 metros cuadrados. Las temperaturas, que rara vez superan los 10 grados, permiten consumir un 40% menos de energía que los centros ubicados en otras partes del mundo. O el centro de datos Lefdal Mine, ubicado en una antigua mina a más de 600 metros de profundidad cuyos servidores se refrigeran gracias al agua de los fiordos noruegos.

Lefdal Mine

En la última década, este compromiso de las empresas gestoras del almacenamiento de datos se ha ido enfatizando cada vez más. Así, en 2021 se puso en marcha la iniciativa Climate Neutral Data Centre, con la que 25 empresas de datos, compañías proveedoras de servicios cloud y 17 data centers se comprometieron a que en 2030 las instalaciones europeas alcancen la neutralidad energética. Para conseguir esto, el plan de acción se centra en el uso de energías renovables, el impulso de la economía circular y el reciclaje, las medidas de reaprovechamiento del calor desprendido y mediciones de la eficiencia energética.

Google, pionera en sostenibilidad en el sector

El punto de mira se sitúa en las instalaciones de las grandes empresas que movilizan cantidades ingentes de datos y, en consecuencia, consumen importantes cantidades de energía. Es el caso de Google, cuyas instalaciones demandaron en 2018 un total de 10,5 millones de MWh de energía, lo que equivale al consumo medio anual de más de 300 000 hogares españoles.

Consciente del impacto que puede suponer una compañía con tal volumen de actividad, ya en 2007 Google se propuso alcanzar la neutralidad de carbono. Y lo logró mediante la compensación de sus emisiones con otras acciones. Desde aquel primer paso, la empresa siguió avanzando en su propósito y se marcó como siguiente objetivo comprar tanta energía de fuentes renovables como necesitase consumir. Es decir, se dedicaron a comprar excedente de energía renovable en regiones donde abundan la energía solar y eólica, como en el medio oeste de EE. UU., para suplir la falta de esta energía en otros lugares, como Taiwán. De igual forma, en algunos casos, compraron energía solar adicional durante el día para compensar el uso de energía alta en emisiones de carbono durante la noche.

Tras estas acciones pioneras, el reto definitivo que se ha marcado la compañía es conseguir que para 2030 la energía total que consuman sus centros de datos sea en todo momento renovable: las 24 horas del día todos los días. Para este fin, en 2021 lanzaron 24/7 Carbon-Free Energy Compact junto con Sustainable Energy for All (una organización internacional que trabaja en asociación con las Naciones Unidas) con el fin de reunir a varias partes interesadas a colaborar en la adopción de energía sin emisiones de carbono de forma permanente y, de esa forma, transformar las redes eléctricas de todo el mundo en «cero absoluto».

La geotermia es una de las energías limpias escogidas por Google para alimentar sus data centers y toda su infraestructura en la ciudad de Las Vegas. Para llevarlo a cabo ha cerrado un acuerdo con Fervo, una compañía dedicada a este tipo de proyectos, que será la encargada de desarrollar un nuevo sistema de extracción energética basada en esta fuente de energía.

Alcanzar la neutralidad de carbono es un objetivo para el que las acciones de las grandes corporaciones, responsables de gran parte del consumo energético global, es determinante. Conseguir que infraestructuras como los centros de datos, que pueden tener un grave impacto en el medioambiente, sean sostenibles es un paso esencial para acercarnos a esta meta.

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