A la par de la mismísima Palma de Oro en cuanto a calidad, aunque en las antípodas en lo cinematográfico, con un género cada vez más celebrado en el circuito de festivales generalistas de clase A, ‘The Substance‘ es el puñetazo en la mesa del Festival de Cannes 2024. Una propuesta que recordaba muchísimo a lo vivido en 2021, cuando la que fue coronada como la mejor película de aquella edición, ‘Titane‘ de Julia Ducournau, provocaba el mayor impacto colectivo en un primer visionado que quitaba la respiración.
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‘The Substance’ es la ‘Titane’ de 2024
Muy poco tiempo después de aquello, otra directora francesa, Coralie Fargeat, dejaba esa misma sensación de brutal conmoción ante una propuesta impresionante que no es para menos. Un tremendo body horror que haría las delicias del espectador de Sitges y que va con todo y a por todas. Como manifestaba la propia directora en rueda de prensa, en esta apuesta no hay medias tintas: o es un baño de sangre, o no será.
La película de Fargeat (que debutó con ‘Revenge‘ en 2017), es un festival del terror a plena luz. Un viaje a la psicología del ego y el mito de la belleza imperecedera, un Dorian Grey de influencers, carne tersa y primeros planos; una fábula grotesca de la fuente de la juventud eterna y el culto al cuerpo, sin escrúpulos.
Repleta de referencias que van desde los clásicos del terror corporal como Cronenberg (también en competición este año) a otras menos directas del género como ‘El resplandor‘, con ese pasillo de la fama aterrador, hasta otros guiños modernos que recuerdan incluso a la más reciente ‘Barbie‘ de Greta Gerwig, con ese personaje caricaturesco que representa lo peor de los estereotipos masculinos, por lo que sea de nombre Harvey, encarnado por Dennis Quaid en una especie de versión detestable y perversa del divertidísimo Will Farrel de Mattel.
Una famosa estrella del fitness televisado es brutalmente despedida con el anuncio de su reemplazo por una nueva y más joven versión de la perfección femenina en cámara. Como en una señal retorcida del destino en un momento de total fragilidad, la gran Elizabeth Sparkle (Demi Moore) recibe un panfleto muy persuasivo que sugiere una nueva técnica de clonación que extrae tu mejor versión y la convierte en UNA con tu propio yo. La única condición es seguir el tratamiento a rajatabla: 7 días de vida para la original garantizan, 7 días de vida para el doble.
Estilosísima película de doppelgangers y mutaciones, que entrega dos interpretaciones arrebatadoras como dos caras de una misma moneda que, sin duda, tendrán un largo recorrido en la temporada que empieza y que de alguna manera confirma un relevo generacional como reflejo de ese cambio de paradigma en el consumo de hoy en día. La diva clásica y superestrella televisiva, cara a cara con su «mejor versión», la más joven, modelo perfecta de sensualidad explícita e influencia moderna.
Demi Moore frente a Margaret Qualley. Un duelo feroz entre dos excelentes actrices que se dejan la piel en una película que sale de entrañas y se fagocita. Una interpretación doble absolutamente física y carnal con el cuerpo en el centro y como medida de todas las cosas, que expone a ambas de la forma más vulnerable, para volverlas a resucitar con toda la fuerza.
Margaret Qualley espectacular en un papel hipnótico, pero especialmente destacable el papel metafórico y autoreferencial de Demi Moore en representación no sólo de sí misma sino de toda una generación de actrices encumbradas en los noventa que con el paso a la cincuentena cayeron en el olvido entre las paredes de alguna clínica estética.
Un trabajo fascinante de la actriz al desnudo, física y emocionalmente, en un papel que esperemos levante ampollas y con suerte nominaciones, en esa especie de redención fantasmagórica y retorno de entre los muertos gracias a la dirección y el premiado guion de Coralie Fargeat.
Un sonido atronador y una selección musical potentísima completan la espectacular puesta en escena de ‘The Substance’ que con una fuerza poderosísima quita el hipo. Una historia impactante con un final de fiesta delirante que, sin duda, no dejará indiferente a nadie.
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