Esta semana hemos querido conversar con Sergio Sebastián, director de Sebastián Arquitectos y profesor de Proyectos Arquitectónicos de la Universidad de Zaragoza. En su obra tienen un importante papel los materiales tradicionales, las técnicas vernáculas y la restauración de espacios preexistentes. Actualmente se encuentra desarrollando diversos estudios para la recuperación del Camino de Santiago en Aragón y la puesta en valor del patrimonio disperso y en abandono en diversos núcleos a su paso.
Entrevista
¿Cómo y cuándo nace la organización y el estudio?
A los pocos años de terminar la carrera, y tras un periodo muy fructífero en proyectos, concursos e ideas en el despacho de Soto y Maroto. El convulso 2008 me sorprendió en Zaragoza, con una serie de obras y una escuela de arquitectura en nacimiento. Este momento particular me propuso tanto la necesidad como la oportunidad de plantear que la arquitectura debía ser diferente de aquella para la que me habían preparado o que había aprendido. Desde entonces creo en un concepto expandido y abierto de la profesión y en la capacidad que tiene la arquitectura de imbricar distintas artes y técnicas. Este planteamiento ha ido permitiendo que, con el paso de los años, en el despacho hayamos hecho prácticamente de todo: landart, paisajismo, viviendas, restauración monumental, equipamientos judiciales, o incluso luces de navidad. La arquitectura dirige todos estos procesos y sin duda alimenta nuestra insaciable necesidad de cambio y experimentación.
¿Cómo es tu metodología a la hora de afrontar los proyectos?
No existe un método. Como un viaje, cada proyecto construye su propio recorrido y requiere el empleo de unas herramientas muy concretas que le den forma y respuesta. Bien es cierto que existen una serie de lugares comunes o fuentes de las que siempre partimos y que, sin duda, tienen que ver con un análisis extenso del entorno y de las condiciones del contexto. El entorno así es entendido como la suma de condicionantes -de todo tipo- que alimentan el proyecto, otorgándole a éste la cualidad de respuesta, papel que la arquitectura siempre debe tener como razón intrínseca y objetivo.
¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta el sector constructivo actual?, ¿qué papel juega la arquitectura sostenible?
Creo que los arquitectos deben construir, pero paradójicamente el reto actual tiene que ver con discernir si en cada proyecto es necesario construir, y en qué medida y modo ha de hacerse. Frente a la arquitectura exclusivamente “ex novo”, el contexto actual nos reclama, pero también nos brinda, la oportunidad de dar una nueva vida a los edificios, de actualizarlos, transformarlos o restaurarlos.
Respecto a la segunda cuestión, nos deberíamos preguntar si la buena arquitectura ha dejado de ser sostenible en algún momento.
¿Cuáles son los materiales sostenibles por los que sientes predilección y por qué?
Nos gusta trabajar con los materiales tradicionales, las técnicas vernaculares o ambos simultáneamente. En muchas ocasiones es la mejor manera de asegurar la compatibilidad de nuestra arquitectura con las preexistencias o incluso con su entorno. Cada región y cada lugar tienen unas particularidades, un medio, una serie de materiales y recursos, y la arquitectura vernácula ha sido capaz de concertarlos y hacer de todo ello una técnica infalible y eficaz, destilando una seductora belleza que mana de la sencillez y la lógica.
En el caso de las reconstrucciones del pueblo deshabitado de Ruesta, tuvimos que trabajar con lo que allí teníamos, según sus principios constructivos. Apenas se añadieron materiales nuevos que no tuvieran que ver con los refuerzos estructurales, apeos o cierres. La visualidad de la nueva arquitectura se fundía con la de la ruina, manifestando claramente los elementos que permitieron que todo siguiera en pie.
Sin embargo, en las viviendas unifamiliares que construimos en Leciñena prescindimos del uso de materiales tradicionales para adecuarnos a determinados elementos o sistemas constructivos más propios de la tipología general monegrina de tapias, portones de madera o patios interiores, una solución arquitectónica que adecúa el tipo al medio, pero desde una clave de contemporaneidad.
En 2020 vuestro estudio fue premiado en un concurso de ideas para viviendas con “125 patios sevillanos”, un proyecto que busca recuperar la esencia de los hogares andaluces y su arquitectura tradicional. ¿Por qué es importante recuperar los planteamientos arquitectónicos de antaño?, ¿la arquitectura tradicional es más sostenible?
La arquitectura tradicional es una constante lección de construcción sostenible, una perfecta adecuación de los medios disponibles para obtener de ellos, y de forma natural y sincera, el mayor rendimiento posible, que es hacer extraordinaria la noble vida cotidiana. En los proyectos que desarrollamos para el medio rural siempre ponemos una esmerada atención al maravilloso repertorio coral que todas las técnicas, soluciones y tipos han supuesto en la configuración de una arquitectura adaptada a su medio y que tenemos como ejemplo evidente ahí mismo. Siempre es una gran lección de arquitectura y construcción, que nos sirve para replicar, adaptar o continuar.
¿Algún proyecto o proyectos que destaques especialmente? ¿Por qué?
Actualmente estamos trabajando en una serie de proyectos de escala territorial, como el estudio del Camino de Santiago y su paso por el entorno de Ruesta, que nos ha llevado a establecer una estrategia de trabajos a distintas escalas, que van desde el territorio, el trazado y paso de la infraestructura del camino, hasta la restauración de una serie de ermitas abandonadas o el diseño de piezas de mobiliario urbano o señalética. Todo ello en un lugar despoblado, en la España Vaciada, donde cualquier decisión adoptada puede alterar el frágil equilibrio demográfico de la región. En nuestro caso, hemos querido trabajar con la sensatez como principal material de proyecto.
En el lado opuesto, podríamos destacar el trabajo de arquitectura efímera, aquella preparada para la singularidad del acontecimiento, espontánea y fresca. Hemos desarrollado intervenciones como la proyección de una gran concha de luz en la playa de la Concha de San Sebastián, un homenaje a las víctimas del covid en Zaragoza en forma de estrellas rotas, y actualmente estamos trabajando también en la iluminación de la Gran Vía de Madrid.
Las viviendas unifamiliares son uno de nuestros encargos que más valoramos, donde el cliente es alguien concreto, con unos sueños, unas demandas y unas posibilidades. El arquitecto se acerca al sastre, que ha de cortar el paño a medida, haciendo especialmente personal e intenso el trabajo.
Y por último la restauración, la puesta en valor y la manutención de nuestro patrimonio. Entendemos este trabajo desde el compromiso que supone el patrimonio en su propia definición, a fin de cuentas, de dejar todo a los que vienen un poco mejor que lo encontramos. Pero también desde el valor relativo del tiempo en su quehacer acumulativo, que nos da una perspectiva relativa y modesta de lo que nuestro paso supone, uno más de todos aquellos que componen el largo recorrido temporal de la arquitectura histórica. Actualmente estamos restaurando dos de los panteones reales de Aragón, el Monasterio de Sijena, y el Monasterio de San Victorián, junto a Pemán y Franco.
¿Qué opinión te merecen las certificaciones sostenibles, cada vez más en demanda?
A priori no nos posicionamos a favor de cualquier tipo de estándar y sí a favor de que la arquitectura mejore sus prestaciones, su confort, sea más habitable y en ese crecer altere menos el medio en el que se implanta.
¿Crees que los profesionales del sector estamos realmente concienciados con la importancia de cuidar nuestro entorno?
Desde mi ejercicio en la docencia tengo la sensación de que las nuevas generaciones de arquitectos lo asumen con absoluta naturalidad, no lo entienden de otro modo. Las generaciones anteriores son las que hemos tenido que valorar que hemos podido cometer importantes errores y debemos corregirlos, que lo que hacemos tiene una repercusión en el medio, no sólo compositiva sino real y cuantificable. Tenemos la gran posibilidad de valorar que la arquitectura no sólo debe respetar, sino que debe mejorar el medio en el que se asienta.
Gracias a Sergio Sebastián por dedicarnos su tiempo y permitirnos profundizar en vuestra visión del sector y de la arquitectura sostenible y por darnos a conocer sus proyectos.