Morro da Providência es una de las favelas más antiguas de Río de Janeiro y para la joven Gláucia da Silva, intérprete de música clásica, el camino de media hora de la base de la favela hasta la casa de su madre sigue una cuesta inclinada y pasa por un sendero bordeado por hoyos de bala.

Hay mucha violencia aquí y me preocupa quedar atrapada en eso”, dijo Da Silva, de 19 años, mientras practicaba el tercer concierto para violín de Mozart en su habitación. Normalmente cubre el estuche de su violín con un pañuelo colorido “para que la policía no lo confunda con un arma”.

Da Silva es parte de un cuarteto llamado Orquestra da Rua (orquesta de la calle) junto con otros músicos clásicos de favelas cariocas.

Cada vez que toco con el grupo siento que estoy con gente que entiende lo que significa ser músico clásico en esta ciudad”, dijo Da Silva.

Jessica D’ornellas, de 21 años, es la violinista del grupo. “Mi madre me forzaba a tocar cuando era niña, pero con el tiempo empecé a amarlo y me dediqué de  tiempo completo”, agregó.

Por su parte, Lucas Freitos Nascimento, de 21 años, es el chelista. Compró su instrumento con lo que ganó al dar clases de música.

“El chelo me ha mantenido a salvo en las favelas”, dijo Nascimento, quien creció en el vecindario Morro dos Macacos. “Es como un refugio cuando pasan cosas malas a mi alrededor”.

Además de practicar, actuar, enseñar y estudiar, los integrantes de Orquestra da Rua son voluntarios en un centro juvenil. Ahí dan talleres cada semana para niños de Morro da Providência. En el último año recaudaron suficientes fondos para conseguir un piano y otros instrumentos para los chicos. Con información de nota de prensa

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