Junto a Narciso Debourg, el artista venezolano Omar Carreño se caracterizó por integrarse al grupo Los disidentes. Como ocurre con la gran mayoría de los abstraccionistas, inició su carrera plástica influenciado por las tendencias figurativas, pero paulatinamente se fue inclinando por un trabajo modular.
La obra de Carreño se caracteriza principalmente por una serie de esculturas transformables por el espectador mediante el uso de un sistema de bisagras único e individual para cada pieza. Recibieron el nombre de Polípticos y fueron presentados en la Galería Arnaud de Francia en el año 1952.
A principios de la década de los cincuenta, este artista venezolano supo dirigir sus inquietudes al desarrollo de series como poemas-esculturas y los conocidos Ojos de Buey, mucho de ellos con la capacidad de ser modificados, como sucedía con sus ya conocidos polípticos.
El trabajo de Carreño fue considerado por el propio Le Corbusier para la exposición La síntesis de las artes, llevada a cabo en Francia. Fue el único talento venezolano que tuvo la oportunidad de llevar su trabajo a esta colectiva, que fue parte del IX CIAM.
En la actualidad es considerado uno de los artistas más relevantes del arte venezolano de mediados del siglo pasado, junto a creadores como Jesús Soto, Alejandro Otero o Carlos Cruz-Diez.