Las bolsas plásticas son
objetos cotidianos que fueron introducidas
en el mercado en los años setenta como una manera práctica
de llevar los productos
adquiridos cuando se hacían las compras en el supermercado o
en tiendas de ropa o calzado. Muchas de ellas poseen algún tipo de decoración
alusiva a una marca
específica, lo que representa una publicidad muy común que
llevan a cabo muchas
empresas para dar a conocer sus productos y es una
divulgación muy económica, que logra llegar a un sinfín de lugares.
Una
vez que las personas llegan a casa, estas bolsas son colocadas en el bote
destinado para los
desperdicios, el cual es recogido por el camión del aseo urbano para
ser colocados en sitios no adecuados para ello. Esto ocasiona que muchas veces,
lleguen a ríos,
mares y océanos, produciendo graves daños al ambiente marino, e
inclusive, se quedan en los suelos y son tapados por la tierra, permaneciendo
allí un gran tiempo ya que el
plástico tarda entre 500 y 1000 años en descomponerse,
mientras que, en el agua, su
degradación oscila alrededor de 10 a 20 años.
Existen
estudios que indican que alrededor de cinco billones de bolsas de plástico son utilizadas alrededor
del mundo cada año y el 17% de ellas llega a los océanos, ríos y mares, lo que
ocasiona un deterioro en su fauna
y flora. Un sinfín de organismos ingieren el plástico al ser
confundidos como alimentos, produciendo su muerte. Es importante mencionar que no
solo la vida marina está en peligro, sino también la de los seres humanos, pues se
ha demostrado la presencia de microplasticos en
la sal de mesa.
Con
el propósito de
disminuir la cantidad de estos desechos, muchos
investigadores han realizado estudios para buscar alternativas para la creación
de bolsas ecológicas que no dañen al ambiente. Así nació el uso de las pieles de tomate para
producir polímeros muy similares al plástico, con lo cuales se podían
fabricar bolsas
biodegradables. Esta alternativa logró calar a nivel mundial,
pero no por un tiempo
indefinido.
La contaminación produce un sinfín de daños
al ambiente, muchos de los cuales son permanentes y uno de estos elementos que
ayuda a incrementar el impacto
negativo que se le hace a la naturaleza es el plástico. Es
por eso que existe una solución para minimizar los efectos nocivos y
son las bolsas
ecológicas o reutilizables, la cuales son confeccionadas
con materiales
naturales como el algodón u otro tipo de tela, e
inclusive se reutilizan
algunas prendas de vestir.
Las
bolsas ecológicas ofrecen una serie de ventajas, no solo para el ambiente sino también para el ser humano y
la Fundación
Yammine las señala a continuación:
1.-
Promueven la práctica
del reciclaje como un estilo de vida más saludable: Cuando
se emplea alguna tela proveniente de prendas de vestir que ya no se utilizan,
se crea una conciencia
ecología en toda la familia.
2.-
Reducen en gran medida la contaminación
que produce el plástico: Al empezar a utilizar las eco bolsas,
las elaborada de plásticos se reducirán por completo, ayudando así a cuidar al ambiente.
3.-
Minimizan el agotamiento de los recursos
naturales: Al usar telas recicladas o de origen natural, se
minimiza la utilización
de materia prima que puede agotarse en algún momento.
4.- No generan residuos tóxicos:
Las telas no contienen productos tóxicos, por lo cual no ocasiona ningún daño al ambiente.
5.- Son duraderas: Las
bolsas ecológicas son resistentes y duraderas, lo que garantiza su uso una gran cantidad de veces.
Emplear
bolsas ecológicas no solo ayuda a combatir la presencia del plástico en la
naturaleza, sino que contribuye a que otras personas imiten el ejemplo dado y
así, cada vez más, se inicia un pequeño cambio de hábito que ayuda a cuidar el
ambiente.