Viena es una de las ciudades más bellas de Europa y en ella conviven, de un modo sorprendente, los estándares más clásicos en cuanto a arte y arquitectura, junto con las tendencias más contemporáneas.

Un buen ejemplo de la majestuosidad de su arquitectura lo podemos encontrar en el palacio de Hofburg, una de las visitas obligadas a la capital austríaca, que además sirvió de residencia a los Habsburgo durante más de seis siglos.

Como ocurre con muchas de estas colosales edificaciones monárquicas, las personas que acuden a Viena para conocer a uno de sus más emblemáticos palacios solo tienen acceso a una parte, especialmente a los apartamentos imperiales y al Museo Sisí, donde pueden verse muchos de los enseres empleados en la vida palaciega.

Al estar en Viena y ver lugares como Hundertwasserhaus, puedes comprobar cómo los diversos géneros arquitectónicos conviven sin inconvenientes. Luego de recorrer una edificación donde el Barroco predomina, el turista puede toparse como una arquitectura más radical, donde el color y las formas vanguardistas imponen su norma.

Hundertwasserhaus, edificadas en 1985, pertenece al artista austríaco Friedensreich Hundertwasser y a simple vista nos recuerdan la propuesta arquitectónica del modernista Antonio Gaudí. Estas casas, tan pintorescas, fueron concebidas para los vieneses de clase media, y destacan por su vibrante colorido y la variedad de materiales, como mosaicos.

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