Esta semana hemos conversado con Laia Montserrat, arquitecta y responsable de comunicación de Slow Studio. El equipo de profesionales de este estudio, situado en Barcelona, está especializado en diseñar proyectos que combinan los principios de la arquitectura pasiva con soluciones tecnológicas avanzadas para mejorar la salud y el bienestar de las personas.

Entrevista

¿Cómo y cuándo nace el estudio de arquitectura?

Víctor Vergés y Jade Serra son los fundadores de Slow Studio. Comparten tres hijos y la visión de que la arquitectura es compatible con un estilo de vida sostenible y familiar. Después de aprender de algunos de los mejores expertos en bioconstrucción en España y Alemania, la pareja fundó su primera empresa arquitectónica: Slow Home (2012-2019). Inicialmente diseñada para asumir encargos de mediano y pequeño tamaño en el ámbito de las viviendas unifamiliares saludables, Slow Home vio crecer tanto su equipo como sus encargos, en número y escala, llegando a afrontar grandes proyectos residenciales plurifamiliares.

A lo largo de los años, han podido consolidar su práctica, colaborar con una gran variedad de especialistas e implementar un equipo de investigación interno. Esta enriquecedora experiencia de crecimiento evolucionó hasta alcanzar el concepto y la estructura actuales de Slow Studio.

¿Cómo es vuestra metodología a la hora de afrontar los proyectos?

Nuestra metodología se basa en un enfoque integral y personalizado, comenzando con un análisis detallado del entorno y las necesidades del cliente. Diseñamos proyectos sostenibles basados en los principios de la arquitectura bioclimática, para reducir la demanda energética, y seleccionamos materiales de bajo impacto ecológico, para crear ambientes saludables. Paralelamente, nuestro equipo de investigación y desarrollo trabaja en la innovación continua, mejorando nuestras técnicas y compartiendo conocimiento a través de nuestra plataforma Slow Research. Ejecutamos los proyectos con rigor, siempre enfocados en la sostenibilidad, la salud y la calidad de vida.

¿Qué aspectos tenéis en cuenta en la selección de materiales de construcción para garantizar su sostenibilidad?

Valoramos especialmente su impacto ambiental y su capacidad para contribuir al bienestar de las personas. Priorizamos materiales respetuosos con el planeta, aquellos con una huella ecológica reducida, que no requieren combustibles fósiles en su transformación y provienen de fuentes renovables o abundantes. Utilizamos materiales naturales, como la tierra, la piedra, la madera, las fibras vegetales, el corcho y la arcilla. Estos recursos poseen propiedades, como la higroscopicidad y la transpirabilidad, que garantizan espacios libres de tóxicos, promoviendo así el confort y la salud de sus ocupantes.

Por el contrario, evitamos materiales altamente industrializados, como el hormigón, el acero y los plásticos, que no sólo tienen un elevado impacto medioambiental y altas emisiones de carbono, sino que también son menos amables con las personas, ya que no son transpirables y pueden contener procesos químicos dañinos para la salud.

¿Existe algún material sostenible por el que sintáis predilección? ¿Por qué?

La madera, ya que es un recurso renovable, extremadamente versátil y duradero. Puede tener múltiples aplicaciones, desde suelos, paramentos, marcos de cerramientos y fachadas, hasta cubiertas y, especialmente, estructuras de edificios. Es uno de los pocos materiales de construcción que, junto con las fibras vegetales, es completamente renovable.

Una innovación destacada en este campo es el uso de madera industrializada estructural, como el CLT (Cross-Laminated Timber), que permite resolver la estructura de los edificios de manera eficiente y sostenible. De la mano de la prefabricación, este método reduce significativamente los tiempos de construcción, mejora la eficiencia energética y optimiza el consumo de materiales, haciendo que los procesos constructivos sean más sostenibles.

Además, la madera tiene la capacidad de soportar mejor el calor que otros materiales, como el acero, lo que desmiente el mito de que las construcciones de madera no son resistentes. Gracias a los avances en protección contra incendios, hoy en día las estructuras de madera son seguras y duraderas.

También valoramos los derivados de la madera, como el corcho, las fibras de madera y la celulosa, que ofrecen excelentes propiedades de aislamiento ecológico. Estos materiales son renovables, naturales y mucho más duraderos que los aislamientos plásticos, lo que los convierte en opciones ideales para construir de manera sostenible y saludable.

La filosofía de vuestro estudio es “diseñar espacios para una vida”. ¿Es posible mejorar la calidad de vida de las personas a través de la arquitectura sostenible?

Es absolutamente posible. Diseñar espacios para una vida significa crear entornos que no sólo sean sostenibles, sino que también promuevan el bienestar físico, mental y social de sus ocupantes.

El hogar tiene un impacto directo en nuestro bienestar, dado que pasamos el 90% de nuestro tiempo en interiores. Para que un espacio sea verdaderamente saludable debe considerar diez factores clave: temperatura, humedad, ventilación, calidad del aire y del agua, ruido, iluminación, campos electromagnéticos, entorno natural y comunidad. Estos factores son esenciales para asegurar un entorno que favorezca la salud integral.

Por lo tanto, internamente, es crucial mantener una temperatura y humedad adecuadas, asegurar una buena ventilación y evitar contaminantes en el aire y en el agua. También controlamos los niveles de ruido, optimizamos la iluminación natural y artificial, y minimizamos la exposición a campos electromagnéticos. Estos aspectos no sólo mejoran la eficiencia energética y reducen el impacto ambiental de los edificios, sino que también contribuyen directamente al confort y la salud de quienes habitan los espacios que diseñamos.

Desde una perspectiva externa, aprovechamos las condiciones climáticas naturales a través del diseño bioclimático. Además, empleamos materiales de construcción naturales y de bajo impacto ecológico, e integramos la vivienda con la naturaleza, respetando la biodiversidad y creando espacios que mantengan una conexión con el entorno natural.

Habéis desarrollado proyectos en entornos urbanos y rurales, ¿qué dificultades implica la integración de los principios de la arquitectura sostenible en cada uno de ellos?

En los entornos urbanos, aunque cada vez hay más consciencia sobre la necesidad de renaturalizar las ciudades e incluir espacios verdes y biofílicos, todavía queda mucho por hacer. La mayoría de las ciudades están diseñadas para el tránsito rodado y cambiar estas dinámicas requiere, más que décadas, años. Algunos problemas, como las islas de calor, la escasez de agua y la gestión de residuos, se producen a gran escala y es urgente abordarlos.

Sin embargo, la densificación derivada de edificios plurifamiliares en áreas urbanas puede ser una ventaja, ya que permite una mayor eficiencia en el uso de recursos y energía. Al generar espacios comunes, las estructuras compactas facilitan la eficiencia energética y permiten gestionar mejor el espacio. Además, la rehabilitación del parque construido resulta crucial, ya que permite optimizar el uso de materiales ya existentes y evita la demolición y el desecho de estructuras, reduciendo significativamente la huella de carbono.

En los entornos rurales, la mayor disponibilidad de terreno y espacio exterior ofrece oportunidades para integrar elementos bioclimáticos, como patios o pérgolas; sistemas de gestión de los recursos hídricos, como la captación de aguas pluviales y los pavimentos drenantes; así como vegetación, que regule la humedad y la temperatura, y huertos, que garanticen una mayor resiliencia y autosuficiencia. La menor densificación facilita la implementación de estas soluciones, a la vez que favorece la conexión con la naturaleza.

En ambos contextos, adaptar las soluciones sostenibles a las características específicas del entorno es crucial para superar estas barreras y promover un desarrollo equilibrado y respetuoso con el medio ambiente.

¿Qué proyecto o proyectos destacarías especialmente? ¿Por qué?

En Slow Studio hemos realizado proyectos, como la vivienda en Serra d’Ordal, que representan un paradigma de diseño de consumo nulo, centrado en la integración de principios sostenibles, bioclimáticos y de eficiencia energética. Ubicada en un entorno rural cerca de Barcelona, la vivienda se organiza en torno a un patio central, que maximiza la captación solar y promueve la ventilación cruzada.

Vivienda en Serra d’Ordal. Imagen creada por Marc Colomer.

Construida con materiales naturales, como tierra compactada, corcho y madera CLT, la casa en Serra d’Ordal utiliza estrategias bioclimáticas para mantener el confort térmico sin sistemas activos de climatización. La gestión del agua incluye la recolección de aguas grises y pluviales para riego y limpieza, complementando así un diseño orientado hacia la autosuficiencia y la reducción del impacto ambiental.

Casa Pedrezuela. Foto: Salva López.

¿Existe un conocimiento real y extendido entre los profesionales del sector sobre la importancia de la sostenibilidad en la construcción?

Aunque hay un creciente interés y algunos ejemplos destacados, en España todavía falta una concienciación e implementación real de los principios de la arquitectura sostenible. Hoy en día, es común que muchos materiales se etiqueten como «ecológicos» o «verdes» simplemente porque una parte del proceso productivo se ha mejorado, pero en el contexto de la emergencia climática actual, es crucial ser rigurosos y responsables en nuestras acciones.

La construcción sigue dominada por decisiones económicas, donde prima el beneficio personal antes que el bien común. La huella ecológica de materiales como el hormigón, el acero y los plásticos es enorme, contribuyendo a aumentar las emisiones de CO2 del sector, que representan el 40% del total mundial.

A nivel europeo, se están comenzando a implementar regulaciones, como la nueva Directiva de eficiencia, que a partir de 2028 limitará las emisiones en la construcción. Sin embargo, hasta que estas regulaciones sean más estrictas y generalizadas, es difícil esperar que promotores y constructores decidan por sí mismos reducir sus beneficios económicos en favor de construir con materiales sostenibles y naturales.

Por eso, nosotros no sólo desarrollamos proyectos de mínimo impacto, sino que también nos comprometemos con la investigación y divulgación para promover un cambio de mentalidad en el sector. A través de nuestra plataforma Slow Research buscamos conectar y educar a colegas y profesionales, con el objetivo de avanzar juntos hacia una construcción más sostenible y responsable.

Gracias a Laia Montserrat por dedicarnos su tiempo y permitirnos conocer su trabajo.

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