La sal es un compuesto de la naturaleza que desde tiempos antiguos ha tenido una gran importancia para la sociedad. En la antigüedad, se utilizaba no sólo como condimento y conservante de alimentos, sino también como forma de pago y símbolo de riqueza y poder.  

Se trata de uno de los elementos más abundantes en el mundo. En muchas partes del planeta hay montañas de sal creciendo cada día de las que solo se aprovecha una pequeña parte, especialmente para la alimentación.  

Aunque su uso por excelencia es como ingrediente de cocina, su potencial va más allá del ámbito culinario. En el post de hoy os hablamos de su utilización en la arquitectura. A pesar de ser una práctica poco convencional, este alimento ha sido utilizado en la construcción desde hace miles de años para construir edificios y otro tipo de estructuras. 

Los antiguos egipcios fabricaban una mezcla de sal, barro, hierbas y otros materiales llamada kershef. Esta especie de adobe era económico y sostenible, ya que los materiales utilizados para su fabricación provienen de la naturaleza y eran abundantes en la región del Nilo.  

El motivo por el que los egipcios utilizaban la sal como material de construcción viene de la necesidad de aislar sus hogares de las temperaturas extremas del desierto. La sal permitía esto, ya que tiene excelentes propiedades aislantes que ayudan a mantener el interior fresco en el clima cálido.  

Las ventajas de la sal en la construcción  

Además de su capacidad aislante, la sal presenta otras características que hacen de ella un material eficiente y sostenible. No es tóxica ni inflamable y es antibacteriana, por lo que permite crear ambientes de baja transmisión de virus y patógenos. Entre sus beneficios también destaca su capacidad para reflejar y difundir la luz, favoreciendo la luminosidad de los espacios.  

La sal como material sostenible del futuro 

El sector de la construcción requiere recursos naturales y energía, y también es responsable de una parte de las emisiones de gases de efecto invernadero. Por tanto, cada vez se vuelve más necesario buscar alternativas sostenibles a los materiales de construcción industriales que reduzcan el impacto ambiental de la construcción.  

En los últimos años, la sal ha sido objeto de interés en la investigación de materiales sostenibles. En Francia, el laboratorio de diseño Atelier Luma explora formas vanguardistas para su uso en la construcción. Desde una planta de cristalización de sal, investigan el proceso natural de cristalización de esta, respetuoso con el medio ambiente y libre de emisiones. Como parte de su trabajo han desarrollado unos paneles de sal para su uso en arquitectura.  

En la otra parte del mundo, en Israel, Daniel Mandler, profesor de Química de la Universidad Hebrea de Jerusalén, está liderando un proyecto para construir ladrillos de sal. El objetivo es crear un material de construcción resistente que sirva de alternativa a la industria del cemento, que genera 0,4 toneladas de Co2 por cada tonelada de cemento producida.  

El proceso de fabricación de estos ladrillos es muy sencillo. Consiste en la mezcla de sal del Mar Muerto con un 5% de otros materiales que se tritura y comprime. El invento de Mandler todavía no cuenta con la financiación necesaria para hacer las suficientes pruebas y prototipos, pero supone primer e importante avance hacia un futuro más sostenible.  

Proyectos a base de sal  

Aunque la exploración del uso de la sal en la arquitectura contemporánea todavía no es muy amplia, ya existen algunas propuestas en el mundo con la sal como ingrediente principal.  

El Hotel Luna Salada, en Bolivia, está enteramente construido con bloques de sal, incluyendo el mobiliario. La idea del hotel surge para aprovechar el excedente del desierto de sal de Unuyi, el más grande del mundo. Así, la sostenibilidad del proyecto no viene solo del uso de un material natural, sino también del aprovechamiento de recursos de proximidad.  

Sala común del hotel con suelos, paredes y mobiliario de sal. © Hotel Luna Salada

También en el continente americano, el estudio Emerging Objects lleva años experimentando en la impresión 3D de casas con materiales orgánicos, entre ellos la sal.  Este método innovador permite construir hogares de forma rápida, asequible y respetuosa con el medio ambiente.

Está claro que el futuro de la construcción está en la investigación de nuevos materiales y el desarrollo de técnicas innovadoras que sustituyan las de la industria contemporánea. Como también se comentaba en el post de la semana pasada sobre el arroz, a veces solo hace falta echar la vista a nuestros antepasados y, como ellos, mirar en nuestras cocinas.

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