Esta semana hemos querido conversar con Justo Orgaz, director de Trasbordo Arquitectura. Desde el año 2004, este estudio busca transformar los procesos de la arquitectura para construir edificaciones singulares en España con base en la tradición de la arquitectura contemporánea y foco en la técnica e innovación.
Entrevista
I.F: En el año 2003 tú, junto con tu socio Ignacio Capapé creasteis Trasbordo Arquitectura. Después de 20 años, os definís con “Expertos en Edificación Singular”. ¿Era este vuestro objetivo inicial? ¿Cómo ha ido evolucionando la empresa?
Justo Orgaz: Ignacio y yo estudiamos juntos en la ETSAM y pudimos disfrutar del que quizá sea uno de los aspectos más característicos de esta Escuela: La visión holística de la arquitectura y de su capacidad para generar entornos que mejoren la vivencia de las personas en el espacio.
Durante nuestra etapa universitaria formamos parte de varios grupos de trabajo y concurso hasta que decidimos establecer un estudio propio en el que seguir con esta búsqueda que supone la arquitectura, pero ya desde la profesión y el servicio concreto a necesidades de terceros. Huimos entonces del servicio para residencial colectivo, por lo alejado que estaba de las partes que más nos interesaban de la disciplina, y encontramos nuestro lugar en el equipamiento privado de promotores-usuarios, donde todo ejercicio es singular y busca la calidad, la funcionalidad y permite la búsqueda de eso tan intangible y que a veces cuesta tanto pronunciar: la belleza.
I.F: Entre la amplia gama de actividades que ofertáis, figura la de Consultoría de Sostenibilidad. ¿Nos podrías contar un poco cuál es vuestro cliente potencial y en qué consiste esta consultoría?
J.O.: Todos los servicios que ofrecemos son complemento del servicio principal de arquitectura. En el caso de la consultoría de sostenibilidad, consiste en una evaluación paralela del proyecto encaminada a objetivos concretos de reducción de impacto. En nuestro proceso de diseño tenemos integrado un nivel mínimo de reducción de impacto del que partimos, pero el promotor puede tener más ambición por querer alcanzar niveles concretos debidos a sus propios estándares o al objetivo de alcanzar algún nivel concreto en alguna certificación de sostenibilidad.
Está dirigido a todos nuestros clientes, pero es cierto que elevar el mínimo siempre requiere de un interés por la otra parte, por lo que en este momento está dirigido a entidades que tengan en el centro de su misión la reducción de alguno de los impactos medioambientales más relevantes, y quieran abordarlo también desde sus edificios.
I.F: ¿Utilizáis algún tipo de metodología propia a la hora de afrontar un nuevo proyecto?
J.O: No creo que resulte muy asombroso el modo en que trabajamos. Lo que seguramente lo haga más particular es el hecho de que es un procedimiento sistemático destinado a nutrir el momento de la ideación, que es en el que el ensamble de todos los conocimientos y objetivos del proyecto tiene lugar.
Mucho de nuestro trabajo ha sido sobre edificación existente y esto ha definido mucho nuestro modo de ejercer la arquitectura.
Partimos de un reconocimiento y documentación exhaustivos de lo geométrico, constructivo, urbanístico, ambiental, económico y funcional, y de una inmersión sensible en los objetivos y necesidades mediante procesos de participación -generalmente trabajamos para instituciones, pero también los realizamos en los casos de vivienda unifamiliar-, para realizar lo que denominamos la evaluación de la oportunidad arquitectónica. De esta manera generamos un ámbito muy nutrido para la ideación, que acompañamos con procesos paralelos de evaluación de impacto y de justificación, para que todos los requisitos con capacidad de afectación a la geometría y definición preliminar de la construcción, estén presentes en esta fase de ideación.
I.F: ¿Tenéis preferencias por la utilización de algún tipo de material o materiales en particular?
J.O: En general tenemos predilección por materiales que asumen el paso del tiempo ennobleciéndose y sin perder prestaciones. En los últimos proyectos tratamos de conciliar esta inclinación con la de un bajo impacto y capacidad de reciclabilidad. El mercado tiene mucho que evolucionar aún para ofrecer un abanico suficiente con el que el arquitecto pueda trabajar, pero el camino es bueno.
Aunque más que el uso de materiales concretos, creo que la predilección está en el diseño de soluciones constructivas «ad hoc». En todo proyecto terminamos, casi sin buscarlo, encontrando la oportunidad de diseñar un sistema o pieza capaz de convertirse en el centro de la solución. Cada vez que ocurre, que como digo es casi siempre, los proyectos toman un rumbo especial y el resto de soluciones van supeditándose a ésta. Idealmente este diseño tiene que nacer en esa fase de ideación-justificación-evaluación que tiene lugar tras el reconocimiento.
I.F: Aunque en vuestra web no figura que hacéis arquitectura bioclimática. El Edificio de Bachillerato del Campus OaK House School es una magnífica muestra de la adaptación del diseño al entorno en el que se ubica. ¿Es esta práctica habitual en vuestros proyectos?
J.O: La implantación en el lugar es una reflexión clásica y central en todo ejercicio de arquitectura que tiene la vocación de durar. Este caso es especial porque reunía unas condiciones de contorno que hacían que la solución fuese más expresiva: terreno en pendiente, circulaciones exteriores a distinto nivel, diálogo entre edificaciones de distintas escalas….
I.F: Cuál o cuáles de vuestros proyectos destacarías especialmente.
J.O: Es difícil destacar unos sobre otros, pero sí que tiene un lugar especial en el estudio todo el trabajo realizado para British Council. Durante 20 años hemos realizado ejercicios de transformación de edificios existentes con el objetivo de ofrecer lugares más inspiradores y serviciales, que son búsquedas que están en el centro de nuestra misión. Ahora estamos inmersos con ellos en un proceso de descarbonización muy ambicioso de su campus de Somosaguas, lo que nos está permitiendo descubrir interesantes oportunidades para la arquitectura en esta área.
Aparte de los trabajos en Oak House School, que son varios, también destacaría una transformación de un edificio Moderno de Luis Cubillo de Arteaga en Barcelona, que en los próximos meses presentaremos en un congreso de Docomomo sobre intervención patrimonio moderno. Es especialmente interesante porque supone un manifiesto práctico de nuestra visión sobre la intervención en lo existente. Todas las reflexiones globales nos llevan a una reutilización de lo existente, a un servicio a la sociedad, a una reducción de impacto, y a una conservación de los bienes culturales. Este proyecto supuso para nosotros la búsqueda simultánea y real de esos cuatro objetivos en un contexto de encargo con objetivos empresariales muy concretos. De algún modo fue una constatación de que es posible un rumbo para la arquitectura, alineado con los objetivos clásicos y los objetivos globales actuales.
I.F: Nos interesa mucho conocer tu opinión sobre las Certificaciones. Hay profesiones que creen que se están utilizando como reclamo de marketing pero que no garantizan la calidad en la edificación que prometen.
En realidad, prometen una edificación de menor impacto. La base es la elevación del nivel de exigencia en muchos parámetros que están regulados en normativa, y la incorporación de otros parámetros que aún no se encuentran regulados en normativa, también con exigencias altas. En este sentido, supone una mayor calidad de la edificación, en todo caso. Hablar de calidad de la arquitectura es otra cosa, pues aparecen cuestiones intangibles y difíciles de evaluar que la certificación por tanto no contempla. Hay algunas certificaciones, como DGNB, que someten los proyectos a una evaluación conceptual y de la calidad de la arquitectura cuando alcanzan los niveles más altos de reducción de impacto, pero ciertamente tiene poca presencia aún.
En relación con el uso que el mercado hace de las certificaciones, es difícil controlar el rumbo que toman los instrumentos. Siempre podrán ser bien o mal utilizados. Actualmente hay muchos promotores haciendo uso de la certificación como mercancía de venta, cuando sólo abordan el impacto de mitigación en fase de uso. Lejos de verlo como una práctica negativa, podríamos entender que es una primera aparición de los objetivos ambientales en el mercado inmobiliario, lo que en sí mismo ya es bueno. La esperanza ahora es que al convertirse en un elemento de competitividad se aceleren los objetivos y se incorporen nuevos impactos, para poder hablar de sostenibilidad en sentido amplio.
Existen certificaciones en las que no es posible alcanzar niveles altos si no se alcanza en la media de los impactos, y esto me lleva de nuevo a DGNB, por lo que sí que permiten hablar de una reducción sistémica.
Aparte de todo lo anterior, me gustaría destacar que las certificaciones, sus guías de evaluación, son una herramienta muy buena para la reconducción del sector y de la disciplina. Si aparecen como libro de cabecera y como guía para el diseño, aun cuando no se termine certificando, en los estudios de arquitectura de nuestro país, habremos dado un paso de gigante.
I.F: Con tu experiencia como presidente de una destacada Organización cómo la Green Building Council España (GBCe), nos gustaría conocer tu visión sobre la evolución de la arquitectura sostenible en España.
J.O: La edificación tiene el importante reto de reducir de forma masiva y acelerada su impacto, y la arquitectura, como disciplina intelectual de la edificación, debe anticiparse a la práctica proponiendo estrategias de diseño de nueva edificación, de transformación de la existente, de conservación de valor cultural y de tejido de ciudad, capaces de conducir a esa reducción de impacto.
En la última década, algo más en algunos entornos, se ha abordado con profundidad el objetivo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en fase de uso, que es un impacto muy importante, pero no todo. Ahora el foco de la disciplina está en la reducción de gases de efecto invernadero en fase de construcción, que según las previsiones del sector puede ser el impacto fundamental en pocos años, en la reducción o supresión de residuos de la construcción y en el trabajo a partir del parque edificado existente.
La sostenibilidad es la principal preocupación de nuestro tiempo, no sólo en el ámbito de la edificación, y como tal dejará su huella de manera inevitable en la arquitectura. Creo que en España disfrutamos de una tradición muy valiosa en esta disciplina, que tiene a integrar los retos de cada momento en la profundidad del lenguaje. No es algo generalizado aun y es cierto que existen estudios -quizá los más grandes y dedicados al residencial colectivo- que hablan de sostenibilidad sin abordarla realmente, pero hay una gran cantidad de arquitectos en la escala intermedia que están haciendo muy buenos ejercicios, entre los que nos gusta vernos, y espero que pronto seamos capaces de escalar para un impacto mayor en el sector.
Gracias a Justo por dedicarnos su tiempo y permitirnos profundizar en vuestra visión de la arquitectura y en los retos que tenéis por delante para seguir realizando proyectos innovadores y sostenibles.