El pasado 18 de septiembre se cumplió un año de la muerte del bailarín y coreógrafo azteca Jorge Cano, quien es considerado como uno de los personajes imprescindibles en la evolución de la danza clásica de esta nación latinoamericana.

Jorge Cano siempre se destacó por su estilo depurado, lo que le permitió convertirse en uno de los pioneros del Ballet de Chapultepec. Posteriormente fue el primer bailarín del Ballet Concierto de México, el Ballet Clásico de México y de la Compañía Nacional de Danza.

Desde muy joven, Cano demostró su pasión y entrega, dedicación que le permitió aspirar al título de bailarín solista hasta su retiro de los escenarios. Fue alumno de grandes maestros, como Evaristo Briceño, Nelsy Dambré y Sergio Unger.

Fue el partenaire de las primeras bailarinas Melissa Hayden y Laura Urdapilleta, entre otras, así como becario de importantes instituciones entre las que podemos mencionar al Carnegie Hall. Fue sumamente cotizado en muchos ballets de repertorio y como partenaire de numerosas bailarinas de gran trayectoria.

Como coreógrafo, Jorge Cano trabajó en el montaje de óperas, operetas, zarzuelas y danzas. Se presentó en diversos escenarios de México y los Estados Unidos, retirándose en el año 1972 y recibiendo en 1994 la Medalla Quai d’Orsay que otorga el gobierno francés.

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