Si puede existir una variante de El club de los veintisiete en el arte, tal y como ocurre en la música, Jean-Michel Basquiat sería sin duda uno de sus integrantes. Sus primeros años vinculados con la creación artística estuvieron de la mano con el arte callejero, la cultura urbana y la vida de las bandas del Brooklyn.

Quizás una de sus obras más recordadas sean sus graffitis, piezas que firmó con el pseudónimo de SAMO y que le concedieron gran popularidad entre el público, especialmente porque muchas de estas creaciones fueron plasmadas en la zona de SoHo, en Nueva York.

El trabajo de Basquiat se caracterizó por una mordaz crítica al sistema, tal y como lo hicieron otros artistas de las calles cercanos a la love generation, demostrando mediante sus creaciones su actitud de reproche e indiferencia al establishment.

Su acercamiento más íntimo y profesional a la pintura se produjo en el año 1980, inclinándose por el expresionismo abstracto, y demostrando gran admiración por el trabajo de Franz Kline, Jason Pollock y De Kooning.

Los primeros años de la década de los ochenta fueron de gran impulso para Basquiat, que logró múltiples exposiciones individuales así como el reconocimiento de la crítica. En 1986 murió a causa de una sobredosis, convirtiéndose en el artista visual más exitoso de la historia del arte afroamericano.

 

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