El pasado 16 de abril se cumplieron 188 años de la muerte del pintor español Francisco de Goya y Lucientes, uno de los máximos exponentes de la pintura ibérica del siglo XVIII y XIX, que se caracterizó no sólo por la creación de piezas tan famosas como La maja desnuda y La maja vestida, sino también por sus Pinturas Negras y estampas.

De las series de estampas que desarrolló el pintor, la más sobresaliente es los Caprichos, aunque su réplica de algunas de las pinturas de Velásquez en este formato le trajo buenos beneficios económicos en la época en la que se puso a la venta esta colección por primera vez. Además fue autor de los grabados Los desastres de la guerra y La tauromaquia, quizás una de las series menos afortunadas.

La tauromaquia fue publicada pro primera vez en el año 1816, diecisiete años más tarde de la creación de los Caprichos. En estas estampas el artista recurre a una estética similar a la de Los desastres de la guerra, en la que el disfrute de la fiesta taurina queda relegado a un segundo plano.

Por el enfoque que Francisco de Goya dio a estas estampas, algunos expertos han querido ver en el artista español a un pionero del animalismo, que colocaba a la figura del toro por encima de la humana. Goya desarrolló una técnica personal para la elaboración de sus notables grabados, empleando las medias tintas y el aguafuerte.

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