Giacomo Balla fue uno de los pioneros del Futurismo, empleando como principal estética la técnica puntillista para reproducir con ella escenas que estaban relacionadas con el dinamismo y la velocidad, tópicos de gran interés para estos artistas.

Balla se trasladó a París hacia el año 1900, época en la que trabaja junto al poeta Filippo Marinetti publicando por aquel entonces el manifiesto futurista. El trabajo que estaban desarrollando los puntillistas en la capital francesa, influyó notablemente en el pintor nacido en Dublín, quien supo mantenerse al margen de la violencia que caracterizó a esta corriente de Vanguardia, desarrollando un trabajo más bien lírico.

El estudio de la dinámica de la luz y el movimiento simultáneo se encuentra presente en las obras más reconocidas de Giacoo Balla, como sucede con la conocida pieza Dinamismo de perro con correa, del año 1912.

El color también fue una de sus grandes preocupaciones estéticas además del movimiento y la luz, a tal punto que en el año 1918 publica su Manifiesto del color, en el que hace un análisis del empleo de los pigmentos en la pintura vanguardista.

Considerado uno de los precursores del Futurismo, en la década de los treinta se separa definitivamente de esta corriente, enfocada en resaltar los atributos de la máquina, la velocidad y el triunfo del diseño industrial sobre lo artesanal.

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