Cuando hablamos de danza a todos se nos viene a la mente movimientos con enormes grados de dificultad que resultarían imposibles de hacer, y de cierta forma es así.
Una muestra de ello es el trabajo que el fotógrafo ruso Alexander Yakovlev hizo con artistas de esta especialidad, que no solo resaltan la precisa captura de movimientos maravillosos sino también la capacidad de sus intérpretes a la hora de contorsionarse.
Las fotografías de Yakovlev nos dan la oportunidad de apreciar el arte que crea el cuerpo humano en movimiento, y la increíble gracia del ballet. Su serie con harina capta además el desplazamiento de una manera fantástica, como una versión real de las líneas del movimiento.
Sus fotos trasmiten pasión, ritmo y las emociones que hacen que la sangre hierva y el corazón se aceleren, ceñidas con un toque de misterio y sensualidad que definen su trabajo como “una magia intangible del momento”.
Hasta ahora su popularidad no ha llegado al límite, es poco conocido en los países del nuevo continente, pero Yakovlev tiene algún tiempo en este oficio de la fotografía que describe como su mayor pasión.
Actualmente el ruso cursa estudios universitarios de derecho y en sus tiempos libres realiza fotografía de danza, la cual alterna con el retrato ocasional de atletas femeninas de fitness.