Un grupo de operarios de la empresa que recolecta basura de Ankara, capital de Turquía, instaló una biblioteca en una antigua fábrica de ladrillos. Cuenta con más de 6.000 obras, recuperadas de la basura en sus horas de trabajo. Ahora, los recolectores acuden allí para descansar en sus horas libres, leyendo o jugando al ajedrez.

La biblioteca estaba pensada para que ellos y sus familias pudieran llevarse los libros en préstamo circulante durante 15 días. Pero, ahora, está abierta a todo público. Ha sido decorada con objetos recuperados de los cubos de basura, desde revistas hasta máquinas de escribir.

La biblioteca tiene una zona de lectura, un área infantil, un espacio para juegos de mesa y una pequeña cafetería. Parte de la iluminación está hecha con tubos de cobre, también encontrados en la basura, y las paredes están cubiertas con pósters e ilustraciones.

La biblioteca abre las 24 horas para los 700 basureros del municipio de Cankaya. Eray Yilmaz, de 20 años, es el encargado y registra las obras que entran y las que salen de la biblioteca. El impacto ha sido muy positivo, no solo en lo local, sino también a nivel nacional. 

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