Esta artista cubana residenciada en Manhattan entabló relación con figuras como Jean Genet, Josef Albers, Jean Arp y Mark Rothko. Hasta hace un poco más de una década, esta artista vendió su primera pieza de manera formal, irrumpiendo en el mundo de las vanguardias.

Carmen Herrera es una artista que alcanzó el éxito tardío, pero próxima a cumplir los 102 años de edad, esta creadora cubana no le da importancia a su trayectoria, sino a su sabiduría, ya que para ella el éxito tiene tantas aristas como las que posee el arte mismo, en cualquiera de sus manifestaciones.

El año pasado el Whitney Museum preparó una importante retrospectiva de esta mujer, convirtiéndose en una de las grandes muestras inauguradas en las nuevas instalaciones de esta galería neoyorquina, diseñada por el arquitecto italiano Renzo Piano. A grosso modo, la obra de Herrera es importantísima, ya que en su longeva vida la artista cubana ha cosechado en su taller múltiples vertientes.

La retrospectiva de Carmen Herrera fue un interesante viaje por los caminos de la abstracción, especialmente latinoamericana. En sus creaciones aborda algunas de las inquietudes del minimalismo estadounidense, tendencia encabezada por Donald Judd, así como el minimalismo latinoamericano y el concretismo cubano.

A pesar de su avanzada edad, Carmen Herrera tiene una rutina de trabajo que la lleva a pintar a diario, con la ayuda de su asistente. La artista caribeña también mantiene una gran amistad con el artista puertorriqueño Tony Bechara, el actual presidente de la junta del Museo del Barrio en la ciudad de Nueva York, que la ayudó a conseguir su primera exposición individual en el año 1998.

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