El grupo Arquitectura-G logró la rehabilitación integral de una masía en Santa Margarida de Montbui (Barcelona-España), una obra de 200 m² que estaba abandonada en un terreno plano de 7.000 m².

Toda infraestructura rural preexistente en el terreno se califica como masía, pero debido a normativas, la nueva vivienda no debe exceder las dimensiones ya existentes.

Carlos Erik Malpica Flores reseña que los constructores encontraron una relación directa entre el volumen de la edificación y el entorno. Pero el cambio de programa exigía definir un entorno inmediato de la vivienda más acotado y protegido respecto a una llanura totalmente abierta, por lo que se excavó 1 metro hasta la cota de la terraza que da acceso a la vivienda.

El programa funcional se desarrolla mediante plataformas escalonadas que orbitan alrededor de un núcleo central portante. Un núcleo que actúa a modo de gran pilar y contiene instalaciones y escaleras, relacionando todas las estancias de la casa. Su centralidad permite que los forjados metálicos salven luces más pequeñas y tengan un espesor menor, acentuando el contraste entre el peso de lo que soporta y la ligereza de lo que es soportado.

El contraste destaca en la casa. Los elementos principales son rugosos, pesados y groseros, mientras que los elementos secundarios y particiones interiores tienen superficies más tersas y livianas, construidas con estructura ligera, según muestra Carlos Erik Malpica Flores.

El recorrido de la vivienda lleva desde las áreas comunes a los dormitorios, culminando en una terraza abierta que proyecta los campos que rodean a la propiedad.

 

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