NOMBRE: Alex
APELLIDOS: Hug Henkes
LUGAR DE NACIMIENTO: Madrid
FECHA DE NACIMIENTO: 1989
PROFESIÓN: Artista
Alex Hug es una de las artistas que hemos conocido en la última Bienal Internacional de Arte Fundación ONCE, que podemos visitar hasta enero en CentroCentro: muestra allí esculturas vivientes destinadas a hacernos reflexionar tanto sobre las guerras como sobre la salud mental, asunto que centra justamente esta última edición de la cita, y que también pueden suscitar emociones; en su elaboración se vale de materiales descartados a los que infunde nueva vida y que por ello están, también, dotados de pasado.
Tras formarse en diseño y moda en la Central Saint Martins de Londres y en la Parsons Foundation de París, Hug se graduó en Diseño de Moda en el Marangoni Institute de la capital británica y cursó un máster sobre sostenibilidad aplicada a este campo en el ESMOD de Berlín; además, cuenta con experiencia docente en los centros IED e IADE de Madrid y, desde hace una década, ha recibido galardones como el de la Fashion Week de Londres para graduados, el New Designers Award de Sancal, el Merit Awart de HelvetArt o el Fiber in 3D de Fiber Art Now!
Alex, que reside y trabaja entre Madrid y Berlín, ha mostrado su obra o sus performances en centros como la Colección SOLO, Matadero, Intrinsic Studio y La Casa Encendida (Madrid), el Centre del Carme de Valencia, Cantieri del Contemporáneo (Venecia) y en Taipei, en el marco del proyecto “From tradition to the future”, de The Jardin × IEGO ART & Art Gallery(5F).
Se suma a esta sección porque queremos conocer mejor la relación de sus proyectos plásticos con la moda y la sostenibilidad, su tratamiento del reciclaje para conceder determinados significados a los tejidos y a los objetos, más allá de su utilidad primera, y sus recursos para involucrar al espectador en sus obras por la vía de la sensorialidad.
Como podéis intuir, Hug ha llegado al arte a través de la moda; nunca ha contemplado este último campo desde la mera funcionalidad o la mera belleza, sino como vía para transmitir ciertos mensajes y aportar formas de calidez a quienes con más fuerza necesitan de ellas: Soy artista por sorpresa. Empecé mi carrera como diseñadora de moda: siempre me han encantado los tejidos, las cosas viejas, el arte y la ropa, por lo que decidí estudiar moda y luego especializarme en sostenibilidad en esta industria. Mi visión me llevó a ser siempre muy crítica con la moda, así que en mis diseños incorporé mensajes profundos que eran más artísticos que otra cosa. Durante esta época (2016-2020), desarrollé la filosofía del abrazo, que aboga por la unión de materiales, historias y personas a través de sus prendas para crear segundas pieles que puedan abordar problemas de salud mental, como la soledad y la exclusión social. Mis diseños se convirtieron en esculturas ponibles, luego en diseños performáticos y, finalmente, en instalaciones interactivas. Digamos que la moda se me quedó pequeña para los mensajes que quería contar y a la gente a la que quería llegar. Por lo que di el salto definitivo de diseñadora upcycling a escultora textil en 2021, y en 2022 dejé el diseño para dedicarme únicamente al arte y la educación.
Las inquietudes medioambientales y sociales dominan la producción de esta autora, pero más allá de apuntar a problemáticas candentes trata de proponer caminos beneficiosos, de abrir ciertas puntas a la esperanza. Su principal materia prima, por todas esas razones, son las prendas usadas, y podemos decir que profundiza en materias densas por la vía de la ligereza: La sostenibilidad como herramienta para mitigar el cambio climático es un tema subyacente en todas mis obras; utilizo materiales rescatados de la basura y del mercado de segunda mano.
Para mí, mis obras son herramientas que ayudan a las personas a procesar temas difíciles, aquellos que normalmente evitamos ver. A través de la liviandad del juego interactivo, busco despertar los sentidos y sentimientos del público.
Mis esculturas e instalaciones abordan temas variados y actuales que me afectan psicológicamente. Para procesarlos, los convierto en herramientas con las que busco sanar tanto a mí misma como a los demás. Por eso, mis temas tratan de la implicación que tenemos en problemas sociales globales como las guerras, la violencia de género y las pandemias. También reflexiono sobre nuestras implicaciones inconscientes en problemas lejanos, exacerbados por la globalización y el capitalismo, así como sobre la salud mental, los sentimientos y la forma en que procesamos y enfrentamos esta información, que actúa como hilo conductor en mi obra.
No solo trato problemas, sino que también propongo soluciones positivas, que nacen de la unión entre personas para enfrentar juntos los desafíos globales. Lo represento uniendo prendas, abrazando así las historias encapsuladas en ellas, creando una narrativa colectiva: un mensaje unificado de cómo sanar nuestra sociedad fragmentada por el capitalismo y sus consecuencias planetarias.
Como nos ha explicado, su trabajo se ha materializado en esculturas portables, diseños ligados a la performance e instalaciones, pero lo fundamental es su origen, es decir, la ropa. Le interesa, sobre todo, la más ajada, porque contiene mucho más que fibras y es susceptible de acoger nuevos significados: Trabajo con ropa que ha sido descartada; cuanto más usada, mejor. Para mí, un textil que ha pasado por una persona y ha absorbido sus sentimientos, historias y recuerdos es mucho más valioso que un objeto nuevo. Tiene una carga energética que solo nosotros podemos darle, capturando una parte de nuestra esencia en el entramado del tejido, entre sus fibras, entre pelusas y pelotillas.
Por eso, el textil usado y descartado, la prenda que cumplió su función y dejó de ser útil, es mi fuente de inspiración. Gracias a mi época como diseñadora de upcycling, he aprendido a leer los tejidos; los escucho, me hablan y me guían. Es el material el que me dice lo que quiere ser, y yo lo ejecuto. Mis formatos son grandes, para que una o varias personas puedan interactuar con ellos, apreciando la obra desde 360 grados, viendo tanto la cara visible como las entrañas ocultas. Cada elemento suma un capítulo a la historia, una capa adicional que revela una perspectiva distinta dentro del mismo relato.
Gracias a mi época como diseñadora de upcycling, he aprendido a leer los tejidos; los escucho, me hablan y me guían.
A la hora de hablarnos de sus principales proyectos hasta la fecha, comienza Hug por un conjunto de esculturas asociadas a las emociones que generó en nosotros la pandemia. El color desempeña aquí un papel importante: Las Hug Stations son una serie de trece esculturas performáticas e interactivas que abordan los desafíos de la era COVID. Cada obra refleja un sentimiento específico, y en conjunto narran el proceso emocional que atravesó la sociedad durante la pandemia y sus secuelas psicológicas.
Elaboradas con mantas, mangas y guantes (todos ellos usados y cargados de vivencias), cada elemento adquiere un significado propio. Las mangas superpuestas simbolizan a muchas personas desconocidas unidas por un lazo común: el aprecio por un color particular. Cada “station” se presenta en un solo color, representando cada uno una emoción diferente. Las mantas, sobre las cuales habitan las mangas convertidas en brazos, forman un espacio sagrado, transformándose en un símbolo reconocible de protección y confianza, donde se invita a reposar y sanar las emociones.
Lo que distingue esta obra es su interactividad. A través de performers, las Hug Stations cobran vida: los brazos “despiertan”, y cada uno, representando una emoción, invita al público a ser partícipe, a compartir y a procesar esas emociones en un acto de conexión y sanación compartida.
Armadura de Sol también tiene mucho emocional; en este caso convirtió la ropa en cobijo y también se abrió a la participación del público: Un conjunto de cuellos amarillos converge para crear un vestido suspendido que se asemeja a una carpa. Esta pieza artística, concebida inicialmente como un refugio para el consuelo personal, se ha convertido en un profundo mecanismo de afrontamiento, ofreciendo un espacio seguro para lidiar con emociones.
El vestido suspendido brinda una calidez reconfortante, gracias a la variedad de textiles amarillos que simbolizan emociones positivas. Esta obra trasciende su forma física, convirtiéndose en un conducto para la energía positiva y la resonancia emocional. Los visitantes son invitados a interactuar con la obra, colocando sus cabezas a través de los cuellos de las prendas, inmersos en un viaje experiencial. Este elemento interactivo transforma la pieza en más que un espectáculo visual; se convierte en un portal para que los individuos profundicen en relatos inspiradores y se conecten con mi narrativa emocional.
War Hits All nos invita a repensar el impacto de las guerras sobre todos, aunque nos sean lejanas e incluso aunque deseemos permanecer ajenos (Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa, decía Wislawa Szymborska): Esta obra reflexiona sobre los efectos intrincados de la guerra, trascendiendo fronteras y urgiendo a los espectadores a explorar las consecuencias ocultas del conflicto en nuestro mundo. A medida que se desarrolla la narrativa, se intensifica, mostrando cómo el impacto de la guerra llega a todos a nivel global.
La instalación desafía la ilusión de la distancia protectora, guiando a los visitantes a través de un espacio con una escultura redonda suspendida compuesta de guantes de francotirador de Alemania y de la DDR. La interacción provoca movimiento, creando una experiencia dinámica. El efecto de movimiento de péndulo convierte a los espectadores en participantes involuntarios, reflejando cómo reaccionamos ante conflictos externos, ya sea evitando el impacto de la escultura cuando se acerca o decidiendo cambiar su curso o detenerla. Cada reacción representa nuestra postura frente al conflicto. La elección de guantes militares simboliza la repetición cíclica de la historia, subrayando la interconexión entre el pasado, el presente y el futuro. WAR HITS ALL ofrece una perspectiva única sobre el impacto de los conflictos, invitando a la reflexión.
Desgarro remite, por último, a otra forma de violencia que nunca queda lejos, la ejercida sobre la mujer. Nuevamente trabajó con cuellos: Esta obra performática fue presentada el 8 de marzo, en conmemoración del Día Internacional de la Mujer. Surge como un potente recordatorio de la violencia generalizada que soportan las mujeres en sociedades marcadas por el machismo y la cultura de la violación. A través de una impactante composición de cuellos de camisa en tonos rosados y púrpuras, entrelazados para asemejarse a piel amoratada, esta pieza rinde homenaje a las víctimas y visibiliza su sufrimiento, muchas veces ignorado.
Esta representación evocadora no solo captura las cicatrices visibles, sino que también explora la agitación interna causada por el sexismo, simbolizando las heridas emocionales que muchas mujeres llevan consigo. Durante la activación de la obra, dos performers encarnan a “plañideras” —que, en la antigüedad, lloraban por los muertos—, reviviendo esta figura para dar expresión a la angustia oculta de las mujeres. Su interpretación conmovedora amplifica el impacto de “DESGARRO” como una denuncia contundente de la violencia sistémica, ofreciendo voz a las silenciadas y generando conciencia sobre el dolor colectivo que afecta a innumerables personas.
Como decíamos, en los próximos meses podemos ver su obra en Madrid; en 2025 volveremos a encontrarla en la capital y en Bolivia: En estos momentos se pueden ver mis obras en la IX Bienal de la Fundación La Once, en CentroCentro Madrid, hasta el 12 de enero. También estoy trabajando en una escultura llamada Red de Apoyo y en una instalación llamada Problems, que se presentarán en la exposición que haré con Intrinsic en marzo, coincidiendo con ARCO. En 2025 tengo programadas otras exposiciones, una en La Paz, Bolivia, y otra de la mano de Digood Collection en 2025. Y espero no hacer spoiler, pero pronto se presentará en Condeduque una obra de Putochinomaricón en la que he creado el vestuario.
Problems es una instalación interactiva que explora la experiencia de lidiar con las dificultades de la vida. Seis estructuras tipo péndulo, hechas con materiales reciclados, invitan a los espectadores a navegar un camino que simboliza la resiliencia ante la adversidad. Estas formas suspendidas desafían al público a confrontar sus propios miedos, ofreciendo una oportunidad para la reflexión y el autodescubrimiento en medio de la fragilidad de la existencia.
Red de apoyo es una escultura interactiva que explora la importancia de la confianza y el apoyo mutuo en un mundo marcado por el individualismo y la alienación digital. La obra, que simboliza la caída y el rescate mediante una red de manos, se erige como un monumento a la conexión humana y la solidaridad. En un contexto de creciente soledad y fragmentación de las relaciones debido a la tecnología, esta obra ofrece a los espectadores un espacio de confianza donde experimentar el consuelo que brinda la solidaridad humana.
Conoced mejor a Alex, aquí: www.alexhug.art