Barcelona,

En la trayectoria del artista argentino Marcelo Brodsky, el trabajo visual es del todo indisociable de su activismo: nacido en Buenos Aires en 1954 y fundador de la organización Visual Action/ Acción Visual, que promueve la incorporación de la cultura en las campañas de derechos humanos y el fomento de la educación artística, es autor de fotografías, instalaciones, performances y memoriales en los que suele aunar imagen y texto y abordar tanto su exilio barcelonés en los años setenta como las consecuencias de la dictadura argentina, las rebeliones del 68 o el apartheid sudafricano; cuestiones sociales, por tanto, de amplio espectro y no ligadas a una única geografía. En general, sus intereses atienden al impacto del colonialismo, los excesos del capitalismo, el racismo o el tradicional patriarcado: en sus últimos proyectos se ha sumado a las protestas del movimiento Black Lives Matter y a la reclamación de justicia para las víctimas del genocidio en la antigua África del Sudoeste Alemana, hoy Namibia.

Interviniendo imágenes pasadas por la vía de la incorporación de color y de textos, su proceso creativo habitual, trata Brodsky de abrir interpretaciones para esas fotografías y de construir otras formas de expresión que puedan simbolizar alternativas de resistencia; incluso de volver más real un pasado en blanco y negro: Las fotografías siempre quedan abiertas para múltiples interpretaciones, y mis intervenciones en las imágenes sugieren una dirección. Los textos y colores añadidos construyen una forma alternativa de lenguaje, una poética de la resistencia. Lo que intento hacer interviniendo imágenes históricas y recuperando su contexto es lanzar flechas hacia el futuro, que es nuestro presente.

Cinco años después de que la Galeria Freijo, su sala madrileña, le dedicara la muestra “Trabajos de memoria”, que contaba con obras asociadas a las dictaduras argentina y española, la Fundación Foto Colectania reúne algunas de sus series fundamentales en la exposición “Resistencia poética”. Han viajado a Barcelona cinco imágenes del conjunto Buena Memoria, donde repasaba las vivencias de un centenar de sus compañeros de colegio, el Nacional de Buenos Aires, durante el mandato de los militares, en el que fue el punto de partida de su creación con texto y color sobre fotos: nombrarlos implica, en este caso, exorcizar sus ausencias. También parte de la emblemática 1968. El fuego de las ideas, piezas relativas a la lucha contra el franquismo o a la segregación sudafricana, y las más recientes propuestas Paro Nacional, sobre las revueltas en Colombia en 2021, que causaron decenas de desaparecidos, y Rastros de violencia, sobre las mencionadas matanzas en Namibia.

Marcelo Brodsky. La Clase, 1er año, 6ta división, 1967, 1996. De la serie “Buena Memoria”. © Marcelo Brodsky. Cortesía del autor
Marcelo Brodsky. La Clase, 1er año, 6ta división, 1967, 1996. De la serie Buena Memoria. © Marcelo Brodsky. Cortesía del autor

Respecto a las imágenes de la oposición a Franco, las halló Brodsky, con esfuerzo, en los archivos de la agencia EFE, la Fundación Primero de Mayo de Comisiones Obreras y la Universidad Complutense de Madrid; en la mayor parte de ellas no se advierten los rasgos de los manifestantes, ocultos con cuadernos, abrigos o tras los caballos, a diferencia de los participantes en las revueltas internacionales. En cuanto a las referidas a aquel genocidio africano las recopiló, asimismo, en archivos, agencias y universidades; habían sido tomadas por soldados, misioneros o periodistas y testimonian, de forma evidente, la violencia. Conocedor de las teorías de Mark Sealy, quien cree que cada vez que se muestra una imagen de origen colonialista se reproduce su violencia, él las reelaboró, subrayando sus efectos estéticos mediante el cromatismo, en este caso una paleta apagada que hace que se entremezclen, de forma inquietante, belleza y horror.

Marcelo Brodsky. Madrid, 1968, 2016. De la serie “Resistencia al Franquismo”. © Marcelo Brodsky. Cortesía Galería Freijo
Marcelo Brodsky. Madrid, 1968, 2016. De la serie Resistencia al Franquismo. © Marcelo Brodsky. Cortesía Galería Freijo
Marcelo Brodsky. We Dominated You, 2021. De la serie “Rastros de violencia. El genocidio alemán en Africa”. © Marcelo Brodsky. Cortesía ARTCO Gallery
Marcelo Brodsky. We Dominated You, 2021. De la serie Rastros de violencia. El genocidio alemán en Africa. © Marcelo Brodsky. Cortesía ARTCO Gallery

Su ensayo visual sobre el apartheid, elaborado junto a Gideon Mendel, muestra tanto la represión como la resistencia y ofrece una novedad formal: la presencia en la parte derecha de las obras de fotos más pequeñas que interactúan con la principal y refuerzan una determinada interpretación de lo mostrado.

Marcelo Brodsky. Atteridgeville, South Africa 1985, 2018. De la serie “Apartheid”, realizada junto al fotógrafo Gideon Mendel. © Marcelo Brodsky. Cortesía ARTCO Gallery
Marcelo Brodsky. Atteridgeville, South Africa 1985, 2018. De la serie Apartheid, realizada junto al fotógrafo Gideon Mendel. © Marcelo Brodsky. Cortesía ARTCO Gallery

La formación de Brodsky como fotógrafo es española: en nuestro país se exilió cuando solo tenía 22 años; Manel Esclusa lo introdujo en los pormenores de la cámara y estudió economía en la Universidad de Barcelona. De uno de sus primeros proyectos, Exilio, forma parte quizá su imagen más conmovedora: Autorretrato fusilado, que llevó a cabo en 1979 en la plaza Sant Felip Neri tras conocer la desaparición de su hermano en su país natal. Aquella etapa tendría sus luces y sus sombras: De todos los ex posibles, el exilio es quizá el más antiguo. Usado como castigo en la Antigüedad, en nuestro caso fue un salvoconducto hacia la vida. Logramos sobrevivir, y era eso lo que queríamos. Si fue exilio con dolor o dorado no viene al caso. Cada uno tuvo el suyo, y formó parte de la construcción de una persona nueva, definitivamente distinta de la anterior.

En Barcelona también fotografió llaves de casas allanadas o destruidas que trajo de Argentina, barcos del puerto, tan ligados a los destierros, y sus nuevos amigos, una suerte de familia aunque no del todo: Un retrato en el exilio lo es de un fragmento de persona que intenta reconstruirse, reconstituirse, ser de nuevo. Un rostro incompleto, de rasgos ocultos, latentes. Unos ojos empañados, oscurecidos, que miran a través de lana negra la nueva realidad que intentan comprender. Los amigos en el exilio reemplazan a la familia, y constituyen un lazo similar al de la sangre, pero distinto.

Marcelo Brodsky. Autorretrato fusilado. Plaza San Felipe Neri, Barcelona, 1979. De la serie “Exilio en Barcelona”. © Marcelo Brodsky. Cortesía Galería Freijo
Marcelo Brodsky. Autorretrato fusilado. Plaza San Felipe Neri, Barcelona, 1979. De la serie Exilio en Barcelona. © Marcelo Brodsky. Cortesía Galería Freijo

Años después, finalizada su carrera, regresó a Argentina y abrió una tienda de fotos, llamada Latinstock, que permaneció en funcionamiento durante tres décadas: no es este un dato biográfico más, porque los contactos que estableció gracias al local y su conocimiento de gestión de derechos le serían muy útiles a la hora de seleccionar puntos de partida visuales para sus proyectos.

Aunque siempre conjugó sus actividades profesionales con la práctica artística, sería en 2016 cuando decidió volcarse de lleno en la segunda, después de que la Tate Modern o el Metropolitan Museum de Nueva York expusieran la serie Buena Memoria. Fue entonces cuando comenzó a desarrollar obras profundizando en las interconexiones entre palabra, imagen y color como medio para transmitir mensajes; esas composiciones serían fruto de procedimientos con poco de espontáneo: busca instantáneas adecuadas, examina los contextos en que se tomaron e incorpora frases más o menos documentales o poéticas, en función de sus propósitos comunicativos. No suele seguir reglas concretas; pretende, en sus palabras, generar pensamiento y emoción y suscitar compromiso en el espectador.

Como dijimos, el conjunto del trabajo de Brodsky tiene una fuente social, pero no se nutre solo de ella: llama nuestra atención sobre el poder de las imágenes, la importancia de atender a los mensajes que contienen y no contienen, y a su rol en la configuración del relato histórico, especialmente de cara a las generaciones jóvenes.

De su exhibición barcelonesa forman asimismo parte un conjunto de correspondencias visuales con otros autores: el mencionado Manel Esclusa, Martin Parr, Pablo Ortiz Monasterio, Tiago Santana, Betsabé Romero y Michal Iwanowski. Implican nuevas formas de relación y amistad con compañeros de medio expresivo, conversaciones centradas en el lenguaje que en algún caso ya han cobrado forma de libro.

Marcelo Brodsky. Río de Janeiro, 1968. A rua e nossa, 2015. De la Serie “1968. El fuego de las ideas”. © Marcelo Brodsky. Cortesía Galería Freijo
Marcelo Brodsky. Río de Janeiro, 1968. A rua e nossa, 2015. De la Serie 1968. El fuego de las ideas. © Marcelo Brodsky. Cortesía Galería Freijo

 

 

Marcelo Brodsky. “Resistencia poética”

FUNDACIÓN FOTO COLECTANIA

C/ Passeig Picasso, 14

Barcelona

Del 2 de febrero al 28 de mayo de 2023

 

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