Hay muchas cosas qué hacer y conocer en la ciudad de Madrid, pero sin duda la Real Biblioteca del Monasterio del Escorial, es una de las cosas que no puede faltar en la agenda de un turista.

Esta institución, que funciona dentro de una hermosa edificación, fue fundada por Felipe II en el Monasterio del Escorial y hoy en día es considerada una de las bibliotecas más bellas del mundo. Uno de sus principales llamativos es el Salón Principal, que destaca por su techo abovedado, cubierto de hermosos frescos.

En Austria también podemos conseguir edificaciones clásicas de ensueño, una de ellas es la Biblioteca de la Abadía de Admont.

Se caracteriza por ser la biblioteca monástica más grande de todo el mundo y su estilo barroco sorprende a los visitantes. Josep Hueber fue el arquitecto que diseñó este espacio a finales del siglo XVIII. Los frescos del techo corresponden a Bartolomeo Altomonte.

Uno de los edificios más significativos de Praga es la Biblioteca del Clementinum. Es una de las joyas de la arquitectura barroca que alberga la República Checa y su bóveda está decorada por pinturas que pertenecen a Jan Hiebl.

Los frescos reproducen el templo de la sabiduría, mientras en los anaqueles se conservan textos teológicos desde el siglo XVII.

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