El pasado 1 de marzo se cumplieron 207 años del nacimiento del pianista polaco Frédéric Chopin, considerado uno de los más grandes compositores del siglo XIX. Pronto las habilidades de Chopin en el piano fueron conocidas en Varsovia, donde se le conoció como un niño prodigio con un notable talento para improvisar e interpretar piezas.

Durante su juventud, Chopin deleitó a la aristocracia polaca, especialmente por sus adaptaciones de la música popular de esta nación europea a interpretaciones en piano de un original lirismo, sin embargo fue en Berlín y en Viena donde alcanzó el éxito y se atrevió a componer sus primeras piezas relevantes.

En París consigue su madurez artística, así como sus más importantes mecenas. Chopin no ofreció muchos conciertos en público, era habitual que tocara en salones privados, para un público selecto, entre los que se cuentan grandes amigos del compositor polaco, como Berlioz, Liszt y el escritor Honoré de Balzac.

La relación amorosa que Chopin estableció con la escritora George Sand influyó de manera notable en su producción musical. En el año 1836 la salud del compositor polaco se debilita, a causa de una bronquitis que derivó en una tuberculosis, enfermedad que pondría fin a su existencia en octubre del año 1849, cuando apenas contaba con 39 años.

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