El delito de violación a una menor que cometió el cineasta Roman Polanski hace cuarenta años lo acompañan como una sombra en sus más de ocho décadas de existencia. Debido a la presión de un movimiento feminista, el director de cine tuvo que renunciar a la presidencia de los Premios César.

El incidente ocurrió en 1977 y la víctima fue Samantha Geimer, quien por entonces tenía 13 años y que, al parecer, también había sido drogada. En aquella oportunidad el suceso quedó subsanado mediante un singular acuerdo con la fiscalía y con la familia de la víctima, pero el caso salió a la luz y Roman Polanski se convirtió en prófugo de la justicia.

En Estados Unidos, donde le espera un severo castigo, el cineasta no ha podido volver a poner un pie, razón por la cual no pudo recoger el Oscar a mejor director que obtuvo en el año 2002 por El pianista. En el año 2009 fue arrestado en Zurich por su delito del pasado, pero el estado suizo se negó a extraditarlo a la nación norteamericana.

Muchos movimientos feministas y algunos funcionarios relacionados con la justicia, no conciben que Polanski se encuentre por encima de la ley y exigen justicia. En Francia mantiene una conducta cívica intachable, además se le valora notablemente por su elogiable carrera cinematográfica, que parece no ir de la mano con su atormentada vida.

Su madre murió en un campo de concentración nazi y su segunda esposa, Sharon Tate, fue brutalmente asesinada por la secta de Charles Manson en el año 1969.

 

No hay comentarios

Dejar una respuesta

dieciocho + 17 =