Al norte de Chile se encuentra el desierto de Atacama, uno de los lugares más áridos de la tierra, donde yace una enorme escultura llamada “Mano del desierto”.

La obra fue inaugurada el 28 de febrero de 1992 y es una pieza del escultor Mario Irarrázabal Covarrubias. Tiene una medida de 11 metros por lo que su tamaño supera el de un autobús.

Se dice que la pieza es una metáfora del hombre frente a la naturaleza; de cómo esta alzará su poder frente a la raza humana.

Irarrázabal fue comisionado para crear este símbolo a petición del pueblo de Antofagasta. En consecuencia, cualquier viajero que pase por la Ruta 5 de la carretera Panamericana podrá ser testigo de la majestuosa mano rompiendo la arena.

Vale destacar que este monumento se convirtió en un símbolo de resistencia, pues lamentablemente lo dañaron un gran número de veces con mensajes de aerosol sin sentido. Es por ello que la población se reúne en ciertas temporadas para limpiar la pieza.

Se trata de una de las obras más icónicas del escultor en este país. La cual, por cierto, se complementa con la otra mano erigida en Punta del Este, Uruguay. Pero ésta tiene como hogar una playa cerca del Mar Atlántico.

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