Parque Lezama Lima, Buenos Aires, Argentina. El primer paseo en regla si has leído a Ernesto Sábato en «Sobre Héroes y tumbas» es visitarlo. Sellada e inaccesible hoy día con rejas de alto tamaño, pero en la época del autor estuvo abierta para el paseo y la proximidad de quien las contempla.

Según historiadores data de la Edad media. Estatua llamada Luperca con medidas aproximadas de 75 centímetros. La réplica del Parque Lezama Lima en la ciudad de Buenos Aires mide mucho más. Centrada y altiva esta loba nos anuncia quizás el origen de la vida y la fundación de las capitales.

Rómulo y Remo son sus crías, según algunos historiadores la época de fundación de estos dos hermanos hambrientos recaen sobre los años 1471, mucho tiempo después de que Luperca se creara.

La mitología romana los expulsa de la historia al ser producto de una unión indebida entre Rea Silva y Marte (dios de la castidad). Una loba en el monte Palatino los encuentra y los amamanta. Tiempo después regresan a su ciudad natal y en una lucha por fundar Roma un hermano mata al otro.

Si rodeamos al parque nos damos, con amplios pasillos y elevada estructura juegan los hombres al ajedrez. No es simplemente la idea de la visita, es más que eso, es la estructura que reclama recuerdo.

Luperca y sus crías mirándonos desde la fundación de la ciudad. Ciudad y capital, términos que devienen juntos si se está en una Ciudad como Buenos Aires o como Caracas.

La ciudad devora a la capital o viceversa, es quizás lo que nos alienta a reflexionar Rómulo y Remo que en este momento amamantan pero que tiempo después se matarán.

Loba capitolina, también es así llamada Luperca, que dio sustento a la vida y a la muerte. Pareciera entonces que el destino de toda fundación también termina en la voracidad del otro.

La escultura elegida hoy es la que funda la vida y devora el poder. Es también el recuerdo de lo clásico que nos delata y nos hace lo que somos: ciudadanos lectores y caminantes de las Bellas Artes.

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