La revista Artishock realizó su primera subasta de arte benéfica el pasado 23 de junio en los espacios de la Galería Patricia Ready, en Santiago de Chile. El evento reunió la obra de 70 artistas latinoamericanos en plena expansión internacional de sus carreras, todo con el fin de enfrentar las limitaciones presupuestarias que se han convertido en un desafío para encontrar el nivel de estabilidad financiera que le permita diseñar estrategias de negocios y patrocinios para su autosostenibilidad.

Luis Benshimol, miembro de la junta directiva de la Fundación Cruz Diez, reporta en su portal oficial que, de esta manera, Artishock busca convertirse en un modelo filantrópico con base en la solidaridad, los afectos y los beneficios compartidos. “Nuestro amplio alcance mundial es producto del trabajo persistente, riguroso y desinteresado de muchas personas en varios países, bajo condiciones adversas en cuanto a financiamiento”, ha dicho al respecto la periodista venezolana Alejandra Villasmil, directora de la revista.

De los siete años que llevamos operando, sólo tres hemos contado con financiamiento público, a través del concurso Fondart”, explicó también, añadiendo: “Si bien la publicidad esporádica que llega al sitio se ha convertido en nuestra única fuente de ingresos, ésta es insuficiente para cubrir los mínimos costos operativos anuales”.

Así las cosas, Artishock recurre a la iniciativa de esta subasta en la que no sólo se reconoce el valor del arte en lo tangible y lo simbólico, sino también el esfuerzo de los artistas en crear obras y donarlas. En esta oportunidad, un porcentaje de las ventas de cada uno de estos trabajos ofrecidos en la subasta estuvo destinada para los autores.

¿Qué se subastó?

Según Luis Benshimol, entre las obras que fueron parte del catálogo de la subasta resaltaron la de los artistas chilenos Paz Errázuris, Eugenio Dittborn, Voluspa Jarpa, entre otros como Cristian Silva Soura, Javier Toro Blum, Patricia Domínguez y Enrique Flores. Por Venezuela dijeron presente Lucía Pizzani, Jaime Gili y Miguel Braceli.

Todas las obras fueron exhibidas y subastadas en la Galería Patricia Ready, en sus espacios de Vitacura inaugurados en 2008. Se mantuvo una línea curatorial abierta, ofreciendo un espacio tanto para artistas jóvenes, como para aquellos que han conseguido un lugar en el escenario plástico nacional e internacional.

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