Como a muchos otros artistas plásticos, a Joaquín Sorolla no solo le interesó la pintura, también quiso rescatar de la fotografía determinados atributos, como su capacidad para capturar el instante, llegar a los detalles que se escapan al ojo humano y su valor como refuerzo de la memoria.

Gracias a esta pasión por la fotografía, el pintor valenciano llegó a atesorar una colección de más de 6.600 instantáneas, un numeroso archivo que el Museo Sorolla en Madrid decidió catalogar hace algunos años, labor que ya está culminada y que sirve de origen a la primera exposición fotográfica de este autor.

La muestra, que fue supervisada por Publio López Mondéjar, consta de 70 fotografías, 13 de ellas originales y las restantes copias digitales. Joaquín Sorolla empleó la fotografía como fuente documental de sus pinturas, valiéndose en algunos casos de ciertas imágenes para plasmar los detalles de los trajes de época.

Hay una numerosa cantidad de imágenes que nos muestran al pintor trabajando al aire libre, como solía hacer con frecuencia, plasmando las escenas marítimas de su amada Valencia o recreando los paisajes de los campos de Castilla. También es posible identificar la influencia del medio fotográfico en sus creaciones plásticas, sobre todo en cuanto a la composición y el encuadre.

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