Luego de los Globos de Oro y los BAFTA, parece una obligación que La La Land se convierta en la gran laureada de los Oscars, a entregarse a finales del mes de febrero, sin embargo hay una cinta con un mensaje mucho más profundo que le pisa los talones, se trata de Moonlight, un film que muchos críticos han señalado como el mejor del 2016.

La producción de Barry Jenkins narra, de un modo sencillo pero sumamente contundente, la historia de Chiron, un viaje que nos obliga a confrontarnos con nosotros mismos, con el amor y la familia, apelando a tópicos de gran valor como la importancia de la identidad y la gran diferencia entre la familia que elegimos y la que nos toca.

A lo largo de toda la película, la eterna confrontación con nuestra verdadera identidad se convierte en uno de los conflictos centrales, demostrándonos que solo cuando somos capaces de entender quiénes somos en realidad, actuando genuinos ante el mundo, alcanzamos la plena felicidad.

La dura realidad del protagonista de Moonlight es la excusa perfecta para que Barry Jenkins construya una serie de argumentos que impulsan valores sociales y morales, con los que construye un film conmovedor. Este drama y Manchester By The Sea, compiten por el Oscar a Mejor película, junto al musical de Emma Stone y Ryan Gosling.

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