El arte de moldear objetos  y figuras en tres dimensiones labrando cualquier material no es discriminativo, al contrario, está abierto a cualquier mente prodigio que tenga y sienta la capacidad de crear una gran obra.

Tal es el caso de Judith Scoot, una estadounidense que teje sus esculturas como un insecto, atrapando las piezas, anudándolas y envolviéndolas en lana, exhibiendo un estilo que trabaja desde la conciencia y la experimentación para estimular en el espectador esa parte reprimida del cerebro que pocas veces se ejercita.

El ingenio de Scott es valorable por su condición de Síndrome de Down, que no la limitan a la hora de trasladarnos a ese estado ancestral primitivo de construcción de objetos ocultos tras el embrollo de hilos.

Además del síndrome Judith es sordomuda, condición que lejos de restarle capacidades le añade méritos, pues ha logrado el reconocimiento internacional de museos y coleccionistas con sus insólitas obras.

Su vida ha sido llevada al cine por Lola Barrera e Iñaki Peñafiel a través de un documental titulado ¿Qué tienes debajo del sombrero?, producido por Julio Medem que narra la historia de Judith y su hermana gemela Joyce, en el largo camino que ambas hubieron de recorrer para llegar hasta donde han llegado.

El estilo artístico que maneja la norteamericana está enmarcado dentro del término art brut, que no es más que la realización de obras artísticas libres de toda influencia; un “arte sin razón” que llevan a cabo artistas autodidactos que no persiguen la fama como meta principal en la vida.

Es por ello que resulta relevante destacar el talento de esta gran artista que antes de lograr serlo vivió una historia de película, demostrando que pese a su condición tiene las destrezas para desenvolverse en dos ramas del arte: el cine y la escultura.

 

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