En Maracaibo, un 4 de septiembre de 1941, nació Felipe Antonio Pirela Morón, destacado cantante conocido por el mundo de la música simplemente como Felipe Pirela o “El Bolerista de América”. Suya es una impresionante trayectoria rica en historias y vivencias que le colocan como uno de los artistas más importantes e influyentes de la historia de Venezuela.
Desde temprana edad, el joven Felipe mostró sus inclinaciones artísticas, siempre apoyado por su madre Lucía Morón. Ya a los 13 años formaba parte de la que sería su primera agrupación musical, Los Happy Boys, con la cual demostraría sus dotes en distintos locales de Maracaibo versionando temas de cantantes de la talla de Olga Guillot y Alfredo Sadel.
Su paso por distintas emisoras radiales de la capital zuliana y programas televisivos de Caracas, hasta donde sus crecientes talentos le condujeron, lo llevan a conquistar los corazones del público y, en un azar del destino, Billo Frómeta lo contacta para la reagrupación de su Billo’s Caracas Boys. El resto, como se sabe, es historia.
La fama de la orquesta y, más aun, la propia de Felipe Pirela, fue absoluta a principio de los 60. Conciertos abarrotados cuyas entradas se agotaban en un santiamén y un séquito de seguidoras que le idolatraban formaban parte de su cotidianidad.
Sin embargo, el idilio con la Billo’s se truncó y dio paso a una amarga separación poco después, en 1963. Pirela siguió su carrera ahora sí totalmente responsable de sí mismo, y fue entonces cuando viaja a México y graba Un Solo Camino: México, álbum que lo termina de inmortalizar como “El Bolerista de América”.
Ya convertido en ídolo y fenómeno, se encargó de viajar con su voz y música por todo el continente, triunfando en grande y dejando el nombre de Venezuela en lo más alto del panorama musical gracias a numerosos reconocimientos, ventas de discos y entradas a sus conciertos, compartiendo escenarios con los mejores exponentes de su género.
Frenesí, El Malquerido, Únicamente Tú, Sombras, y muchos otros, son temas que quedarán para el recuerdo en la poderosa voz de Felipe Pirela, y que forman y formarán parte de la historia musical venezolana, junto a sus más de 20 discos como solista.
La vida personal del “Bolerista de América” fue atribulada, consecuencia del peso de la fama y el éxito. Su muerte, causada por los disparos de un delincuente al que, supuestamente, le debía dinero por la compra de estupefacientes llamado Luis Rosado Medina el 2 de julio de 1972 en Puerto Rico, es triste muestra de ello.
Sin embargo, su legado musical, lo que realmente importa, está escrito en piedra en el ideario cultural venezolano y latinoamericano, y eso es algo que jamás será borrado. Desde su partida, numerosos han sido los homenajes hechos a su leyenda. Su influencia se sigue percibiendo hoy y seguirá percibiendo en los años por venir.
