Más allá de la banalidad que pueda representar el Country Club dentro del imaginario colectivo, esta zona se conoce por sus características arquitectónicas y urbanísticas dentro de la capital de Venezuela, estructurado bajo un trabajo creativo de hacer inmuebles únicos, distintivos de una fórmula de vida, con detalles que representan el esfuerzo de cada familia por formar parte de un lugar que se distingue sólo con su nombre de todas las demás urbanizaciones de Caracas.

Además de esto, el atractivo de ésta parte de la ciudad es mítico. Permitiendo que miles de personas circulen a diario por sus calles, escudriñando la belleza de las casas donde han vivido las familias más acaudaladas y prósperas de Caracas.

Al momento de su construcción, el Grupo Omlsted Brothers supo entender la necesidad de conservar lo verde, y emprendió una organización de las casa con sus diferentes arquitecturas; combinándolas con su emblemático club, caballerizas y concurrido campo de golf.

Hoy por hoy, su ordenanza de zonificación ha sufrido diversas modificaciones respecto de sus adyacencias y linderos; evidentemente rodeados de complejos multifamiliares de baja y muy alta densidad. Sin embargo esta urbanización continúa siendo una isla intocable dentro del país.

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