A pesar de llevar una vida muy afligida y frecuentada por desgracias, Charles Dickens fue un escritor muy característico y exitoso para la época, a tal punto que actualmente permanece en la escritura inglés como uno de los más reconocidos.

Como especifica en su epitafio de Westminster, Dickens «fue un simpatizante del pobre, del miserable y del oprimido, y con su muerte el mundo ha perdido a unos de los mejores escritores ingleses».

Charles John Huffan Dickens, nació en  Portsmouth, Inglaterra, el 7 de febrero de 1812, vivió gran parte de su infancia en Londres y Kent, lugares que fueron elementos descriptivos en sus obras frecuentemente.

En los estudios, Charles abandonó la escuela y no fue sino hasta los 9 años que retomó su formación, cuando acudió a una escuela en Rome Lane y posteriormente aprendió cultura general de la mano de un licenciado llamado William Gile, en Oxford. No obstante, la mayoría de los conocimiento adquiridos por Charles fueron por decisión propia, considerándose desde muy niño un ser autodidacta.

A los 12 años, Dickens entró a trabajar en una fábrica de betunes propiedad de una pariente de su madre donde pasaba diez horas al día pegando etiquetas en los botes de betún y cobraba 6 chelines semanales. Para el escritor era necesario conseguir ingresos debido a que su padre había sido encarcelado por deudas y Charles debía apoyar económicamente a su familia además de pagar el alquiler de una casa regentada donde vivía.

Cuando el padre de Charles salió en libertad, el escritor recibió una herencia de 450 libras pero a pesar de ello, su mamá lo obligó a mantener el trabajo en la fábrica, algo que Dickens nunca perdonaría y más tarde relataría en una de sus obras.

A partir de 1827 comenzó a prepararse para iniciar labores como reportero, en una publicación de un tío llamada The Mirror of Parliament, y para el periódico liberal The Morning Chronicle. Ambos trabajos le permitieron al escritor dominar la taquigrafía, además de otras técnicas y se desempeñó en la redacción de crónicas de tribunales para más tarde acceder a un puesto de periodista parlamentario.

En estos años, evolucionó desde un estilo ligero a una actitud socialmente comprometida. Algo que caracterizaba a este escritor era la facilidad de poder mostrar a través de la escritura los ritmos cambiantes de su personalidad; con frecuencia Dickens inyectaba en sus obras un extracto de sí mismo y de las vivencias que atravesaba al momento de sus escritos.

Algunas de las obras más reconocidas son David Copperfield, Oliver Twist, Canción de Navidad entre otras, esta última es un relato infantil que ha sido adaptado en innumerables ocasiones al cine, teatro y la televisión. Según cuenta la historia, trata de un hombre avaro, egoísta y de mal genio llamado Ebenezer Scrooge y su transformación al ser visitado por tres fantasmas durante una Nochebuena.

Aunque todas sus obras han calado en la literatura inglesa hay una novela la cual ha sido la más autobiográfica, David Copperfield, publicada por entregas en 1849, en ella el protagonista exclama momentos de su vida que consideró injustos, además de la falta de cariño y soledad que acobijaba en su interior.

«Yo no recibía ningún consejo, ningún apoyo, ningún estímulo, ningún consuelo, ninguna asistencia de ningún tipo, de nadie que me pudiera recordar. ¡Cuánto deseaba ir al cielo!» expresa el autor en un fragmento de la novela.

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