Por segunda vez en el siglo XXI el Museo del Prado se enfrenta a su segunda ampliación, en la que se incorpora al Salón de Reinos (conocido como el antiguo Museo del Ejército), uno de los pocos espacios del Palacio del Buen Retiro que permanecía aislado de la pinacoteca madrileña.

Esta construcción de mediados del siglo XVII fue residencia de descanso del Felipe IV, quien ordenó su construcción por sugerencia del conde-duque de Olivares. Desde el año 2015 esta edificación, que fue parcialmente destruida en el siglo XIX por tropas angloportuguesas, está adscrita a El Prado.

En la actualidad el edificio de Villanueva alberga la colección permanente del Prado, mientras que el claustro de los Jerónimos está destinado para las exposiciones itinerantes, en el Casón del Buen Retiro, luego de que saliera el Guernica, se dispusieron las piezas que corresponden a la pintura del siglo XIX y funciona el Centro de Estudios del Prado.

Ahora con la incorporación del Salón de Reinos surge la pregunta de cuál podrá ser el fin destinado a este nuevo espacio. En un momento se concibió la idea de crear en él un Museo de la Paz, con piezas como Las Lanzas de Velásquez, Los fusilamientos del 3 de mayo de Francisco de Goya y el regreso de Guernica de Picasso, pero como será difícil arrebatar esta pieza al Reina Sofía, esta nueva galería se dispondrá para exposiciones temporales relacionadas con la historia de España.

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