En el año 1903 el empresario textil Josep Batlló adquirió un edificio que se encuentra en Paseo de Gracia, en la ciudad de Barcelona. Un año más tarde, su propietario encargó a Antonio Gaudí la remodelación de esta obra, proyecto que se tomó dos años y que dio como resultado una fachada que parece extraída de un lienzo de Salvador Dalí.

Cuando Gaudí, el arquitecto que dotó a Barcelona de un sello inconfundible creando una ruta de lugares y destinos que son visitados por miles de personas año tras año, asumió el proyecto de la Casa Batlló se encontraba en su etapa de máxima creatividad, cultivando a través de sus obras su particular visión del diseño.

En el interior de la Casa Batlló un dragón parece dormido, las escaleras simulan la espina dorsal de esta criatura fantástica, La vista interna de esta sorprendente edificación está colmada de un curioso barroquismo que ya se adivina desde la fachada, y es que Gaudí, para quien lo suficiente era poco, desarrolló las maquetas de este proyecto de un modo muy especial.

Los planos le resultaron insuficientes al arquitecto español para plasmar en ellos todas las ideas que tenía para la casa de Josep Batlló, por lo que desarrolló maquetas tridimensionales a las que bañó en yeso, modelando con sus propias manos los característicos volúmenes que caracterizan a este singular edificio, que es parte de la historia y los atractivos de Barcelona.

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